viernes, 14 de diciembre de 2012

IT for rookies

Tengo que confesarlo. Yo también me dejé coger la noche con el TLC con Estados Unidos en varios aspectos. Por eso este 2012 fue un año de propósitos en dos frentes: apropiación tecnológica y mejoramiento del inglés. La fuerza de voluntad ha sido la principal herramienta para cumplir con mis metas en estas dos áreas. No solamente me compré una tablet y un smartphone,  sino que además estoy tomando mi curso de inglés on line. Y, sinceramente, estoy tan satisfecha que ya decidí que en los meses que vienen nos vamos a subir en serio en la computación en la nube para varios procesos de la empresa.

Llevo dos meses levantándome a las 4 y 45 de la mañana para asistir a mi clase, en pijama y con una taza de café en la mano para no caer de bruces sobre el teclado. Religiosamente veo los videos, escucho los podcast, lleno los cuadernos de trabajo y asisto a mi clase en vivo de 45 minutos. Al principio tenía un poco de temor por la calidad de lo que iba a encontrar pero con la primera clase se despejaron mis dudas, entendí que los resultados dependían de mi dedicación. ¿Por qué me decidí por el e-learning a estas alturas de la vida? Sencillo: entre las responsabilidades laborales, los trancones de Bogotá y las ocupaciones del hogar no encontraba el espacio para lograr este objetivo.

Mi tablet la compré hace unos seis meses. Los primeros dos meses fue un adorno costoso que paseaba por todos lados, hasta que empecé a conversar con aficionados a esta herramienta. Y hablaban con tanto entusiasmo de todos los beneficios de su equipo que decidí dedicarle todos los días un tiempo para conocerla y perderle el miedo a la tienda a apps.

Me compré la primera, una aplicación que se llama notability con la que se pueden tomar notas sin necesidad del teclado, y aunque al comienzo me enredé un poco ahora es mi favorita para la corrección de pruebas de diseño porque me permite señalar sobre las piezas las imágenes que no me gustan o sugerir cambios de diseño con pinceladas de colores.

Luego bajé una aplicación para escuchar emisoras radiales de todo el mundo y después Audionota, mi favorita hasta el momento, con la que puedo grabar reuniones mientras tomo apuntes. Si tengo dudas sobre las solicitudes simplemente reproduzco el audio y despejo las dudas. También puedo enviar las notas por correo y ahorro muchísimo tiempo porque no tengo que desgrabar todo el archivo, sólo complementarlo.

Además soy una fanática absoluta de los e-books, al punto que ya no pienso volverme a comprar un solo libro  en papel: no tengo espacio en mi biblioteca, puedo guardarlos todos en un diminuto aparato que se llama kindle (que cargo para todos lados), si me antojo de alguna obra la compro con solo oprimir un botón y me llega en segundos. Lo más chévere es que tengo la opción de escuchar audiolibros en inglés y solicitar samples para evaluar si compro o no un libro.

Y esto es apenas el principio. Aprovecharé las vacaciones para leerme el manual del nuevo Smartphone y seguir cacharreando con la tablet, además ya tengo una cita para evaluar un ERP en la nube y voy a buscar un proveedor de almacenamiento. Mi compromiso con la tecnología apenas comienza, y todo indica que va a ser para largo rato.

domingo, 9 de diciembre de 2012

No es el fin del mundo


Con tanta alharaca sobre las predicciones mayas, es inevitable ponerse un poco ansioso frente a lo que puede ocurrir el 21 de diciembre. Y la verdad, este año como ningún otro he sentido que es necesario reinventarse.  TLC con Estados Unidos, llegada de inversionistas extranjeros, grandes economías del mundo en crisis y, en mi caso, un sector que no sabe todavía cómo le impactarán las nuevas tecnologías en su tradicional modelo de negocio. Pero si el mundo no se acaba, y no nos ponemos las pilas con certeza las predicciones mayas se nos harán realidad en menos de lo que canta un gallo.

Con avidez leo todas las noticias que se publican sobre los grandes medios que han decidido realizar cambios en su tradicional manera de generar ingresos. Revistas de gran tradición que eliminan su versión impresa, periódicos que cierran el acceso a sus contenidos en la web para empezar a cobrar, otros que se recargan para complementar y competir con la web y, claro, los que se rinden ante la tiranía de los lectores infieles . ¿Papel o internet? Todavía nadie lo sabe, así como nadie puede decir a ciencia cierta cómo es que las redes sociales empezarán a generar ingresos.

Pero más allá de sentarnos a esperar que el maremoto nos arrastre es necesario que reunamos todas las pistas necesarias para darle un vuelco a nuestro negocio. Como decía hace un par de semanas un experto argentino que dictó una charla en el Endeavor Day: si su empresa necesita reinventarse hay que hacerlo todo de una sola vez.

Estoy segura de que esta sensación la tienen muchos de mis colegas, empresarios inteligentes y trabajadores que hoy se enfrentan al dilema de volver a empezar. ¿Decepcionante que después de tanto esfuerzo tengamos que poner el contador en cero? Para mí no. Es sacudir el espíritu emprendedor, con la ventaja que hoy tenemos más experiencia, más confianza de nuestros clientes y mucha más información de nuestro mercado.

No dejemos en manos de los oráculos nuestro futuro, confiemos en que pasado el 21 de diciembre volveremos recargados para sacarle provecho al 2013, con todo y la incertidumbre que nos trae.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Al filo del peligro

Esta semana tuve la fortuna de volver a ver Al Filo del Peligro, una película protagonizada por Anthony Hopkins que muestra la aventura de un millonario ya mayor que se pierde en una inhóspita zona, acompañado por dos jóvenes. Toda esta aventura es una verdadera parábola de lo que es el emprendedor por naturaleza: optimista, luchador y terco. Aquí van 10 lecciones para los empresarios.

1.       La sed de conocimiento: El protagonista es un hombre mayor que devora cuanto libro llega a sus manos, tiene una prodigiosa memoria y una vasta cultura, que va desde lo culto hasta los conocimientos de las culturas indígenas. Esta cualidad le permite contar con una gran cantidad de conocimientos sobre la manera de sobrevivir en una región salvaje, construir trampas, coser sus propios abrigos y diseñar una brújula que los ayude a orientarse.

2.       Optimismo a toda prueba: perdidos en una vasta región, se convence él mismo y a todos los demás de que van a salir vivos de donde están. Si no los rescatan a tiempo, entonces se irán caminando o navegando por el río. Durante toda su travesía se repite a sí mismo la decisión de salir vivos y por sus propios medios.

3.       Decisión o terquedad: frente a la amenaza de un oso asesino de hombres, decide que no estará más tiempo acorralado esperando la muerte y diseña un plan para librarse de su perseguidor. Después de una tensa persecución, logra su cometido y se salva de morir en las garras de la bestia.

4.       Pensamiento estratégico: cada paso que da está precedido por un corto periodo de análisis y toma de decisión, cuando llega el momento de actuar, está preparado para enfrentar los riesgos que su decisión acarrea.

5.       Liderazgo desde el espíritu: aunque es un hombre en condiciones físicas más precarias que las de sus pares, que son varias décadas más jóvenes, jamás dejó de moverse con energía y dinamismo. De hecho, no se sentaba jamás a descansar para evitar que el desconsuelo lo alcanzara.

6.       Concentración: a pesar de todas las tragedias que enfrentaron, y que llevaron a la muerte a sus compañeros, nunca perdió de vista su objetivo: sobrevivir a pesar de todas las circunstancias adversas.

7.       Sencillez y humildad: conocido como uno de los millonarios más célebres, jamás esperó que nadie le sirviera ni se sacrificara por él, por el contrario, todo el tiempo se dispuso a ayudar a los demás y a servirles aún a costa de su propia seguridad.

8.       Fortaleza mental: cuando se dio cuenta de que el virus del pesimismo empezaba a coquetear con él decidió ignorarlo y redoblar sus esfuerzos en pos de alcanzar su meta.

9.       Grandeza: aun cuando uno de sus compañeros, creyendo que estaba en mejores condiciones que él, intentó asesinarlo para quedarse con su esposa (una hermosa modelo) al final recibió todo su apoyo y ayuda cuando cayó en una trampa y quedó mal herido. La víctima jamás reveló el intento de homicidio.

10.   Aprendizaje constante: cada circunstancia le daba la oportunidad de aprender algo nuevo. Cuando se encontraba frente al reto de atender una profunda herida de uno de sus compañeros, en una cabaña sin elementos médicos básicos se sentó por unos momentos a leer un manual de primeros auxilios que encontró logrando en pocos minutos controlar el sangrado de su acompañante.

 

 

domingo, 25 de noviembre de 2012

A cuidar la máquina


Los empresarios tenemos una fuerte tendencia a ser trabajo adictos. De hecho, tengo la pésima costumbre de trabajar sábados y domingos, al menos un par de horas cada día, cuando llegan materiales para revisar o tengo correos pendientes por responder. Y eso que he mejorado muchísimo en este aspecto. Hace diez años, cuando recién empezaba mi primer emprendimiento me dediqué a él 7X24. Sábados y domingos eran días de trabajo de ocho y hasta diez horas diarias. Mi hijo, que entonces apenas tenía cinco años, jugaba a mi lado mientras yo realizaba reuniones o almuerzos de trabajo.

En cuestión de meses mi excesiva dedicación me pasó la cuenta de cobro. En una revisión de rutina con el médico se detectó el riesgo de un cáncer. Apesadumbrada y muy asustada ante la perspectiva de dejar a mi hijo huérfano no pude dormir durante los cinco días que se demoraron los resultados de laboratorio que darían el veredicto. Las oraciones y la divina providencia permitieron que las noticias fueran muy buenas. El primer diagnóstico estaba errado y yo simplemente debía someterme a un tratamiento sencillo. Pero el médico me lo advirtió: si yo no le bajaba el ritmo al trabajo y me inventaba actividades agradables para manejar el estrés otras enfermedades podían aparecer.

A partir de entonces entendí que nada justificaba sacrificar las actividades que nos hacen felices y nos brindan satisfacción personal: ver una buena película, llevar a nuestros hijos al parque o simplemente dar una caminata por un parque pueden hacer mucho por nosotros. Además, he comprobado que después de una buena desconectada me siento mucho más creativa y lista para la acción. También adopté la buena costumbre de hacerme chequeos generales cada año.

Nada es tan importante que nos impida hacernos el mantenimiento que nos merecemos pues hasta ahora no se han inventado el primer equipo que no requiera de revisión y ajustes durante su vida útil.  Aprovechemos que este 2012 empieza a languidecer para hablar con nuestro cuerpo y preguntarle cómo se siente. Seguramente tendrá mucho qué decirnos, y nosotros podremos tomar acciones para darle lo que pide, nos lo agradecerá mucho...y nuestra empresa también.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Con los crespos hechos


Por lo menos 500 de los cacaos más importantes del país se quedaron con las ganas de escuchar al Ministro de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz Granados, hablar sobre las perspectivas de política industrial del Gobierno en el marco de la presentación del informe de Competitividad 2012-2013. En su lugar, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, inició su intervención preguntándose ¿qué hacía sentado en un foro sobre competitividad?

La respuesta, afortunadamente, tenía mucho sentido: buena parte de la política industrial de este Gobierno se ha hecho desde lo tributario.  El Mincomercio, entre tanto, se fue a Cali a encontrarse con sus colegas del Congreso en un debate sobre el TLC con la Unión Europea, que no tuvo mayores repercusiones mediáticas. El compromiso debía ser de marca mayor, pues no muchos se dan el lujo de ‘dejar metidos’ a los presidentes y voceros de las empresas que generan el 70% del PIB de Colombia.

Señor Ministro, se perdió usted de uno de los debates más interesantes que se haya visto sobre el tema de política empresarial, una razón era el peso de los invitados: los ex ministros de hacienda Rudolf Hommes y Guillermo Perry, el presidente de Carvajal, Ricardo Obregón y Dany Rodrick.

Primera conclusión, del ex ministro Hommes: “Con el estilo actual de Gobierno no vamos a lograr ningún cambio estructural y el primer gran esfuerzo se va a tener que enfocar en mejorar el sector gobierno”.

Segunda conclusión, de Ricardo Obregón: “Los empresarios deben poner la productividad en sus agendas, restructurar sus negocios y trasladarse hacia los puertos si quieren ser competitivos”.

Tercera conclusión, de Ricardo Obregón: “El gobierno tiene que ser efectivo en su acompañamiento para combatir la competencia desleal, mejorar con agilidad la infraestructura, darle prioridad a la educación como una política de estado y evitar que se nos sigan pasando años valiosos sin grandes avances”.

Cuarta conclusión, de Guillermo Perry: “Cambiar la estructura de financiación de parafiscales es un acierto, pero hay que incluir en ese paquete a las Cajas de Compensación Familiar. Es clave no castigar a quienes generan más empleo con más impuestos, pero sí empezar a recibir más de quienes generan más utilidades pero menos empleo”.

El presidente Santos sí llegó pero hizo uno de los discursos más improvisados de los que se tenga noticia. Él mismo lo anunció al inicio, cuando advirtió que iba a tener una charla más bien desordenada. Y vaya que la tuvo. Sinceramente no entendí el mensaje. Se supone que esta es la cumbre empresarial más importante del país, en donde se evalúa cómo van los compromisos del Gobierno con el tema de competitividad.

Pero fue lamentable la presentación del primer mandatario y, peor aún, que su ministro responsable de las políticas empresariales se hubiera marchado sin pena ni gloria me dejó un sinsabor bastante incómodo. ¿Qué estarán pensando hoy líderes de la talla de Luis Fernando Peláez (Sofasa), Ricardo Obregón (Carvajal), David Bojanini (Sura) entre los muchos otros que sacaron de sus apretadas agendas esas 6 horas para hablar sobre un tema tan importante como la competitividad?


domingo, 4 de noviembre de 2012

Cómo extraño a Pizano


Hace tanto que ya ni recuerdo en qué año conocí a Eduardo Pizano, pero creo que fue cuando fungía como Ministro de Desarrollo Económico (no de Comercio). Nos vimos por primera vez una tarde en la que me invitó a visitar a varios empresarios de calzado del Restrepo, en el sur de Bogotá. Con ese talante sencillo que lo ha caracterizado, llegó a la sede de la Cámara de Comercio del sector y sin pretensiones ministeriales conversó de tú a tú con más de 40 personas que lo aguardaban. Hablaron de todo: los problemas que afrontaban, sus necesidades cotidianas y sus objetivos.

No fue ese el único ‘viaje’ que Pizano hizo a los sectores industriales de Bogotá. En compañía de quien en su momento era su mano derecha en materia de mipyme, Alejandra Ospitia, se dedicó a conocer a fondo la realidad de este segmento empresarial. Y sin duda alguna, ayudó a cocinar lo que luego se convirtió en la Ley Mipyme (Ley 590 de 2000) que se sancionó con la firma de Jaime Alberto Cabal.

Pero no sólo extraño a Pizano. Añoro los días en que el Ministerio era el de Desarrollo Económico y no el de Comercio, Industria y Turismo. De lo que sí no me acuerdo es de quién tuvo la brillante idea de cambiarle el nombre a la entidad antes de tiempo. Puede sonar a cantaleta pero el día que decidieron que el énfasis del ministro iba a estar primero en Comercio se fue al traste el tema de la industria. El turismo se salvó, afortunadamente, porque el actual jefe de la cartera viene del gremio de las agencias de viajes (fue presidente de Anato durante un tiempo) y conoce al dedillo el potencial del país en esta materia así como sus limitaciones.

A mí me sonaba mucho mejor lo de Desarrollo Económico, tenía mucha más integralidad, más sentido de pertenencia y menos urgencia mercantilista. Bien lo dice la ex ministra Martha Lucía Ramírez, en la próxima edición de la revista Misiónpyme, que en Colombia muchas cosas las hacemos al revés pues mientras en los países más competitivos a nivel mundial primero fortalecieron su industria, su infraestructura y su educación, para luego salir a suscribir los tratados de libre comercio a nosotros nos dio la urgencia por firma primero y ponernos a correr a ver cómo vamos a ponerle la cara a la competencia, y a las oportunidades también.

Ese es el resultado de tener ahora un ministerio de Comercio, en lugar de uno que se preocupe más bien por el Desarrollo Económico.  A ver si a punta de petróleo y carbón vamos a lograr un desarrollo realmente integral.

domingo, 28 de octubre de 2012

Propuesta para el Subsidio Familiar


Le tengo una propuesta al Presidente Santos para resolver el tema de las Cajas de Compensación Familiar. Que me desmonte el pago del 4% sobre mi nómina y yo les pago  a los empleados de mi empresa los 22.000 pesitos a que tienen derecho por el subsidio familiar. ¿Qué tal? Si hacemos ese negocio, podré hasta subirles el sueldo y generar más empleo, que es el compromiso del Gobierno. Y que los señores de las Cajas se dediquen más bien a gestionar mejor sus activos en lugar de seguirse rapiñando los $4 billones que les entregamos cada año los empresarios de este país (ver la edición de Semana de ayer: La guerra de las Cajas de Compensación Familiar).

Esta es solo una opción. Lo realmente urgente es pensar en fórmulas que nos generen más eficiencia en el manejo de los costos laborales (que en el caso de una empresa de servicios puede representar más del 60% de los costos totales) y pongan a trabajar con eficiencia a los señores de las Cajas. En la reforma tributaria creo que se equivocaron al plantear la flexibilización de los aportes al ICBF  y el Sena, yo gustosa continuaría aportando para mejorar el futuro de los niños de este país e incluso al Sena, pero lo que no entendí es por qué dejaron intactas a las Cajas, que sí tienen con qué trabajar (centros deportivos, hoteles de lujo, zoológicos, teatros, colegios, etc).

En el encuentro de las Cajas la semana pasada, en Cartagena (que se financió con nuestros aportes), el ministro de Trabajo dijo que el 31,4% de los recursos de las cajas se usaban en los subisidios familiares (los 22.000 pesitos por cada hijo). Me causó curiosidad que no se dijera cuánto entregaron en subsidios al desempleo (799.264 subsidios a julio pasado).

El economista Salomón Kalmanovitz, en su columna de El Espectador del 2 de septiembre también dejó claro su malestar con estas entidades: "Las cajas hacen un derroche inaceptable de recursos que en últimas son públicos. Los hoteles que han construido son lujosos y caros, fuera del alcance de los trabajadores; cuentan con zoológicos, parques acuáticos, clubes con precios que discriminan a la mayoría de sus afiliados. Sus droguerías y mercados atienden preferiblemente estratos 5 y 6".
Además destacó cómo dos de las cajas más poderosas de este país, Colsubsidio y Cafam, sólo han tenido dos gerentes en toda su vida.

El doctor Kalmanovitz, que es en mi opinión uno de los más brillantes y sinceros economistas de este país (porque hay muchos brillantes pero muchos más zalameros con el Gobierno), señaló que “las cajas son también el epítome del capitalismo compinchero: personajes que reciben un privilegio del gobierno para operar con poca competencia y con escasa supervisión sobre el manejo de recursos fiscales”.

La verdad, después de leer todo esto y de ver los boletines de prensa que enviaron desde Cartagena, destacando lo importante que es seguir aportándoles nuestra platica pero por ningún lado mostraron el impacto real sobre el crecimiento del sector empresarial colombiano yo prefiero mi propuesta de pagar los 22.000 pesitos. Y si el caso es de un fondo para vivienda subsidiada, también se le tiene: armemos fiducias y pongamos esa platica allí, todos los empleados van a saber cuánto hay, cómo se gestiona y podrán animarse a pedir lo suyo para tener un techo propio.

sábado, 20 de octubre de 2012

La reinvención empresarial


Algunas teorías humanistas y esotéricas aseguran que nuestras vidas tienen ciclos. Unos hablan de siete años, otros de 14 cuando se refieren a esos cambios estructurales de vida. Cierto o no, la experiencia me ha enseñado que en las empresas también hay ciclos, que se han ido acortando en la medida que se han integrado las economías del mundo y la tecnología cambió la manera de hacer negocios. Pero muchos empresarios no estaban preparados y hoy están en una coyuntura en donde la única salida es ‘la reinvención empresarial’.

Recuerdo con claridad a un señor que se me acercó, en medio de un evento, con una evidente cara de preocupación. Luego de un par de frases convencionales, se desahogó diciendo: “Yo todos los días me levanto con la idea de conseguirme dos o tres buenos clientes para no tener que luchar tanto”.  

“Ni Dios lo quiera– repuse yo – lo peor que a uno le puede pasar es depender de pocos clientes. Esta es nuestra realidad, la lucha es de todos los días”. Y busqué por todos los medios convencerlo de que su intención de concentrarse era una idea descabellada si quería tener un buen futuro como empresario. Lo más seguro es que este señor estuviera entrando en su ciclo de vacas flacas.

A todos nos pasa. La zona de confort nos hace creer que la estabilidad y la bonanza estarán presentes siempre, lo que nos lleva entonces a aflojar en nuestra disciplina y procesos haciendo que toda la organización entre en ese mismo ritmo. En poco tiempo, infortunadamente, empezamos a notar las consecuencias. La competencia, que seguramente no se quedó en el confort, empieza a golpearnos. Pero lo más grave es que los clientes han perdido parte de su afecto hacia nosotros y están mirando con ojos coquetos hacia otros horizontes más innovadores.

Algunos lo perciben a tiempo y entran en la fase de reinvención, con un cierto sinsabor por la nueva lucha que se debe reiniciar. Otros se hacen los sordos y se quedan sentados esperando a que la competencia fracase o afloje y le devuelva lo que considera suyo. La mala noticia es que esto pocas veces sucede.

Lo cierto es que esta reinvención no debería darse cuando las alarmas rojas están encendidas. Los empresarios debemos vivir con un sentido permanente de urgencia, atentos a los competidores y pendientes de los cambios de tendencia en las necesidades de los clientes. Los ciclos existen, es una realidad, pero no podemos esperar a que nos atropelle la mala hora para comenzar a trabajar.

sábado, 6 de octubre de 2012

Científico de la vida


¿Qué tienen en común el Dr. Raúl Cuero, científico asesor de la Nasa, y un emprendedor anónimo como Don Mario Cogollo, gerente de Pinturas Prime? El espíritu de curiosidad y la investigación. El Dr. Cuero cursó, con gran esfuerzo, una brillante carrera científica que le ha generado grandes alegrías a nuestro país. Don Mario es un autodidacta, estudió en el Sena, fue ebanista y en el patio de su casa montó su taller de pruebas para desarrollar pinturas y barnices. En pocos años inauguró su primera planta de producción y hace poco abrió operaciones la segunda, en donde aplica nanotecnología e insumos amigables con el medio ambiente. Este año, además, lanzó una línea de productos agroecológicos. 

Hace poco publicamos la historia del Dr. Cuero, que nos ha conmovido y motivado a muchos a creer que todos los sueños se pueden hacer realidad. Pero de manera particular me ha impactado la de Don Mario. Lo conocí personalmente hace tres semanas en Medellín, llegó con sus hijos a la ceremonia de entrega del galardón regional Gacela Misiónpyme.  Y cuando escuchó su nombre, como uno de los finalistas, no pudo disimular la emoción.

Pero lo mejor llegó al cierre de la ceremonia, cuando de manera informal conversábamos con Crisanto Montagut, gerente de Truchas Belmira, quien también resultó finalista. Yo noté cómo le brillaron los ojos a Don Mario cuando se acercó a nosotros y, como quien no quiere la cosa, le lanzó una frase mágica a Montagut: “le tengo el remedio para que mejore la productividad de sus cultivos de trucha y baje los niveles de infecciones”.

En ese momento los dos guardamos silencio. “Iones negativos”, continuó Don Mario en un tono solemne y luego remató con un “ya hicimos las pruebas con la Universidad de Antioquia con excelentes resultados”. A partir de ese momento, yo quedé relegada observando cómo estos dos empresarios buscaban afinidades en sus negocios.

No sé si lograron concretar algo o lo harán pronto. De lo que sí estoy convencida es que Don Mario es un científico de la vida, un hombre para quien la investigación (curiosidad dicen muchos) es la razón por la que se levanta todos los días.  En sus manos está ahora la solución para la pudrición del cogollo de la palma de aceite, un peligroso agente que arrasa con hectáreas enteras de este costo cultivo. Después de un año de inversiones en laboratorios y pruebas de campo todo está listo para que en pocas semanas la iniciativa empiece a facturar. Y un poquito demorado, pero con buenas perspectivas, la respuesta para la temida Cigatoka negra, que azota al banano.

Y, como decía en Misiónpyme el Dr. Cuero, con este ejemplo se comprueba que la innovación sólo lo es en la medida en que genera beneficios económicos y sociales. Pero los científicos no solamente están en los laboratorios desarrollando grandes inventos e innovaciones, también nos los encontramos todos los días. A estos científicos de la vida también que darles el lugar que se merecen.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Empresarios de alto vuelo


Acabo de terminar la gira de entrega de los reconocimientos Gacela en las regiones. Y, como siempre, llego con el espíritu renovado después de conocer estas historias de vida que se esconden detrás de cada empresa. Historias de resurrección, otras de innovación y muchas de gran empeño son las que el Premio Gacela Misiónpyme logra encontrar en cada versión.

También resulta curioso el crisol de emociones que se viven. Pereira fue, de lejos, la ciudad de mayor emotividad pues todos los empresarios asistieron con sus familiares, padres, hijos o hermanos, quienes como en una competencia automovilística gritaron cuando el nombre de sus empresas se escuchó como finalista en la región.

Ana María Osorio, la gerente de Sayonara, no dudó en llamar a su madre para que la acompañara a recibir el galardón y le agradeció por haber tenido el impulso de fundar lo que hoy es una próspera cadena regional de comidas gourmet.  Pero también resultaron de admirar las historias de Cedicaf, un centro de alta tecnología diagnóstica, y Centralquipos SA, a cargo de Santiago Giraldo Murillo, pues ambas superaron crisis que las tuvieron al borde de ser liquidadas. De hecho, el ingeniero Giraldo Murillo compró Centralquipos cuando ya se encontraba incursa en un proceso de liquidación.

En Bucaramanga también se vivieron momentos de gran voltaje. Al final, tres empresarios de gran recorrido y experiencia se alzaron con los reconocimientos. La Muela, comercializadora e importadora de productos odontológicos, clínicos y diagnósticos; Alianza Inmobiliaria, una compañía que es ejemplo de asociatividad, y OPL Logística, una empresa de quilates que se propone grandes retos de logística e infraestructura, recibieron este reconocimiento.

Barranquilla fue la ciudad más conservadora, y aunque también se percibió la alegría de quienes obtuvieron los reconocimientos no exhibieron su tradicional espíritu bullanguero y festivo. Saurios Ltda, Herrajes Andina SAS y Minka Construcciones Ltda recibieron las estatuillas que los acreditan como las pyme de mayor dinamismo en la región Caribe.

Finalmente Cali me dejó muy satisfecha, con empresarios de alto vuelo que sólo tuvieron palabras de agradecimiento para sus colaboradores y familiares. Clay S.A., Industrias Rapid y Cía Ltda y Textiles Acrilán Ltda recibieron con enorme satisfacción la noticia de su nominación como finalistas del Premio Gacelas Misiónpyme 2012 en la región del Occidente.

Ahora sólo nos faltan los finalistas de la Región Centro, y las cinco gacelas que se llevarán el sello de excelencia que desde hace seis años distingue a los Gerentes sobresalientes. Este jueves 4 de octubre en El Nogal aprendemos cómo se construye verdadera competitividad desde nuestras pequeñas y medianas empresas. 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Un matrimonio por amor


La relación entre un emprendedor y su empresa es como un matrimonio por amor.cuando se empieza hay que comprometerse a estar juntos en las buenas y las malas, en la salud y la enfermedad y todos los demás votos que se dan cuando llega la hora de unirse a otra persona. Pero así como se goza esa primera etapa de enamoramiento, llega la realidad cuando la adrenalina de los primeros años se empieza a apagar y estar juntos ya no es lo mismo.

Una cualidad de muchos de nuestros emprendedores es que realmente se enamoran de sus empresas, otros son más racionales y ven su iniciativa como una relación por conveniencia, en la que estarán juntos hasta que un inversionista los separe.  Este último estilo caracteriza mucho a los americanos, sin embargo podemos encontrar ejemplos de apasionados romances entre dueño y empresa. Quizás el más reciente el de Steve Jobs con Apple, y ya se conoce bien el resultado de esa tumultuosa pasión: ¡hoy Apple es la compañía más valiosa del mundo!!!

Como en cualquier matrimonio moderno, Jobs tuvo su período de crisis, con un divorcio involuntario, durante el cual entregó todos sus afectos a Pixar Studios logrando convertirla en verdadero polvo de oro, la época más gloriosa de la productora de dibujos animados llegó de la enamorada mano del difícil empresario.

Como Apple sin Jobs perdía su rumbo, la reconciliación se dio y con ella el definitivo impulso de una compañía que nos ha cambiado a muchos la manera de usar la tecnología en nuestra vida diaria, laboral y personal.

Ese mismo sentimiento de entrega y desvelo lo acabo de ver en los primeros empresarios que recibieron el reconocimiento Gacela Misiónpyme 2012 en Pereira, el pasado 13 de septiembre. Matrimonios de 40 años, en Sayonara, y otros de apenas 8 y 12 años, en Centralquipos y Cedicaf, demuestran que es posible mantener viva la llama del amor por nuestras empresas.

¿Las vicisitudes de la vida le están haciendo dudar de la solidez de sus sentimientos por su pyme? No pierda la fe, como respondió el difuntos Stephen Covey cuando un hombre le preguntó qué hacía porque ya no amaba a su mujer: ámela, le respondió. Dándole la lección más realista para mantener viva la llama. El amor es una decisión, así que levántese todos los días y piense en todo lo bello que le de su empresa: la posibilidad de crear, de ser libre, de crecer, de ayudar a otros y de construir un país mejor para su familia y las de sus empleados.

Pero si definitivamente el vínculo está roto y usted ya no tiene voluntad para seguir adelante, preséntele a un buen partido que logre ver en ella todo eso que algún día usted también vio.



viernes, 7 de septiembre de 2012

Aprender de la diferencia


En los negocios así como en la moda hay tendencias cíclicas. Recuerdo, por ejemplo, el auge del benchmarking en mi época de reportera económica en El Tiempo y Dinero, cuando todos los grandes grupos del país se movían al vaivén de los gurúes de los negocios. Primero fue el boom de las adquisiciones para diversificar negocios, y luego llegó la especialización que llevó de nuevo a la venta de las empresas compradas porque los expertos pregonaban las ventajas de la especialización.

En medio de tanto ir venir, los grupos económicos se dedicaron a destruir mucho valor. En el caso de la casa editorial, que hoy está en manos del Grupo Sarmiento Angulo, el entonces jefe de redacción, Pacho Santos, se dedicó durante casi un año a viajar con otros directivos para visitar los ‘mejores’ periódicos del mundo y ‘aprender’ las mejores prácticas. Indudablemente, conocer cómo lo hacen otros colegas, más rentables y eficientes, puede dar muchas ‘nuevas’ ideas pero no es la mejor alternativa para innovar.

¿No resultaría más enriquecedor conocer más bien las prácticas de otros sectores? Sinceramente creo que mantenerse siempre en el círculo cerrado de nuestro propio sector, bien sea a nivel local o internacional, genera una especie de uniformidad en las prácticas. Los más pequeños queremos parecernos a los más grandes, mientras los grandes quieren copiar a las multinacionales. Y en el proceso nadie se pregunta si no será posible desarrollar procesos diferenciadores.

Encuentro muy enriquecedor, por ejemplo, asistir a conferencias o talleres de sectores totalmente distintos por varias razones. Primero, para empaparme de culturas diferentes a la de mi empresa y sector (en donde la falta de disciplina en entregas es casi una norma), conocer procesos que poco o nada tienen que ver con los nuestros, entender la dinámica económica desde otras perspectivas y, finalmente, intentar ‘innovar’ a partir de las ideas de sectores tan diferentes.

Definitivamente sí es mucho más interesante y hasta divertido aprender de los que son diferentes, nos amplía la perspectiva e incluso nos hace mucho más integrales como gerentes.

viernes, 31 de agosto de 2012

Empezó el segundo tiempo

Qué bueno que ratificaron al Ministro Díaz Granados, así podrá ponerse al día con las tareas pendientes que tiene con los industriales del país. ¿Quién mejor que él para jugar este segundo tiempo y darse la oportunidad de sacarla del estadio? Le toca bajarse del avión, arremangarse y empezar a hablar de frente con los empresarios locales.

El trabajo que se viene es muy fuerte. Por un lado, deben comunicar con claridad qué están haciendo por la 'transformación productiva' y, por el otro, poner los pies en tierra colombiana y entender que nuestras pequeñas y medianas empresas no funcionan como las empresas de un país del primer mundo.

Y, a propósito, acabo de recordar la mala impresión que me causó recién llegado a su cargo el entonces Ministro de Comercio, Luis Guillermo Plata, cuando en una entrevista me dijo que nuestros microempresarios no tenían nada de distinto con respecto a los de China: allá también tenían unos talleres desordenados, con perros que daban vueltas por todos lados y empresarios descachalandrados que andaban en chancletas todo el día. "La única diferencia - afirmó - es que así y todo eran muy competitivos".

La verdad, en los años que llevo de trabajo con los empresarios colombianos, no he visto al primero que me reciba en chancleta y sin camisa. Por el contrario, los que están formalizados son muy aspiracionales y buscan en todo momento transmitir una buena imagen a quien los visita, así la casa esté en desorden. Pero en China el régimen gubernamental tiene mano de hierro, da unas ventajas inmensas en materia tributaria a los inversionistas, construyó una infraestructura logística que supera la de muchos países y, sobretodo, tienen claro para dónde van como potencial industrial.

Nunca tuve la oportunidad de volver a conversar con el ex ministro Plata sobre este asunto, pero espero que su primera visión de la competitividad en chancletas haya evolucionado en los ocho años que estuvo al frente de la cartera de Comercio, Industria y Turismo. Aunque después de 10 años de esa charla, seguimos con los mismos problemas de infraestructura, el mismo costo laboral (en buena medida por la parafiscalidad que nos imponen) y sin entender ni una palabra de lo que para este gobierno en particular significa política industrial.

Los chinos, en cambio, con o sin chancletas siguen avanzando como volador sin palo y eso que no tenemos todavía con ellos un tratado de libre comercio.




domingo, 26 de agosto de 2012

¿Es malo no querer crecer?


Hace un par de años leí la historia de una exitosa diseñadora americana que se negaba a recibir inversión para ampliar su negocio y abrir boutiques a lo largo y ancho de los Estados Unidos. En contra de toda lógica empresarial, ella decidió mantener su negocio muy pequeño por dos razones sencillas: quería seguir dando a sus clientes una atención única y personalizada y valoraba por encima de todo su calidad de vida familiar, algo que habría arriesgado al crecer el tamaño de su empresa. ¿Es tan malo no querer crecer?

El recuerdo de este artículo afloró después de leer el discurso de presidente de Uruguay, José Mujica, en la Cumbre de Río. El admirado y humilde mandatario criticó las ansias desmedidas de consumo que han marcado el modelo capitalista.

Crecer, crecer y crecer sus ingresos es la premisa de muchas empresas hoy, sin importar la situación de su mercado o el país. ¿Es el crecimiento la única alternativa para un empresario? La respuesta lógica sería sí. De hecho muchos microempresarios son criticados por su falta de visión, ambición y proyección de largo plazo que los lleva a quedarse minúsculos. ¿Todos los modelos de negocio deben crecer? ¿Es realmente tan malo querer ser pequeño?

Pero si se analizan las razones que dio la diseñadora americana, que involucran aspectos estratégicos de negocio como su interés en mantener un servicio diferenciado para clientes muy exclusivos así como motivos personales poderosos, se podría pensar que no siempre es malo no querer ser un gran jugador. Por el contrario, en el mundo de la moda contar con la asesoría directa del diseñador es un valor agregado fundamental.

La situación difícil que afrontan las grandes potencias mundiales nos demuestra la necesidad de replantear nuestro modelo económico. Expertos ya han advertido que de no detener nuestras ansias de consumo en apenas 18 años vamos a necesitar dos planetas tierra para responder a las demandas de todos sus habitantes. Pero hasta el momento nadie ha logrado plantear un modelo viable, uno que brinde calidad de vida a todos y mejore la distribución del ingreso para que no existan tantas diferencias entre los que más tienen y los más pobres.

¿Y qué pasaría si los altos ejecutivos de grandes empresas renunciaran a una porción de sus fabulosos ingresos para bajar los precios de sus productos y propiciar que más personas tuvieran acceso a ellos? ¿Cómo sería nuestra economía si los accionistas de las empresas decidieran tener ambiciones más ecológicas y armoniosas con el bienestar del planeta entero?

lunes, 20 de agosto de 2012

A que te como ratón


Hace algunos años me acerqué con un ánimo asociativo a unos colegas de una empresa de comunicaciones en busca de sinergias para contratar algunos servicios a menor costo, incluso crear un estudio de medios pyme que nos ayudara a tener más visibilidad entre las agencias y centrales de medios. Pero la frustración pronto me invadió al ver que su único interés era obtener toda la información posible de mi empresa pero no compartir nada de la suya.

Lógicamente,  en cuestión de pocos días decidí aplicarles la ley del hielo para ‘responderles’ con la misma moneda. Un par de meses después su gerente me llamó para pedirme que reanudáramos las conversaciones y, de paso, me pidió un poco más de información. Hasta el sol de hoy no he vuelto a saber de ellos. Lo triste es que sigo pensando que esa alianza habría sido muy positiva para los dos, tanto en términos económicos como de conocimiento.

Este tipo de experiencias son las que matan el espíritu asociativo que tanto necesitamos en el país para lograr que nuestras pyme mejoren su competitividad y productividad de cara a los retos que nos imponen los TLC en que nos estamos embarcando.

Son muy pocos quienes pueden mostrar resultados positivos en estas iniciativas. Un caso es el de los cafeteros que gestaron su modelo asociativo hace varias décadas y siguen unidos a él gracias a las ventajas que les ofrecen y la fortaleza política que les representa. Muchos deberíamos seguir el ejemplo de los caficultores y pensar en el bienestar común.

Y cuando aparece un buen samaritano interesado en apoyar a un empresario que despierta su simpatía y espíritu de solidaridad la desconfianza aparece: ¿será que nos va a tumbar?¿cuáles serán sus intenciones?¿cuánto me querrá sacar?

Lo peor es que por andar defendiendo nuestro pedacito de queso de los demás ratones, no nos hemos enterado de que ya llegó un gato enorme a comernos a todos nosotros.  Egoístas, prepárense porque ya llegó un gato llamado TLC.

domingo, 12 de agosto de 2012

La holística empresarial

Algunas veces me piden que converse con emprendedores que desean consolidar su idea de negocio. Este ejercicio busca cuestionarlos sobre la solidez de su proyecto: ¿qué los hace diferentes a ustedes del mercado? ¿Quiénes son tus clientes?¿Cuándo piensas lograr punto de equilibrio?¿Quiénes son tus usuarios?...pero esta semana caí en la cuenta que me estaba faltando la pregunta más importante de todas: ¿en qué contribuirá tu empresa para construir una mejor sociedad?
Paradójicamente, este interrogante sí me lo he planteado en diferentes momentos de mi vida como empresaria. Y es una fórmula mágica porque me ha permitido renfocar la razón de nuestra empresa. Y todos los motivos que surgen me dan fuerza para continuar adelante: para generar un cambio efectivo en la mentalidad empresarial de los colombianos, para visibilizar las necesidades de las pyme y promover algún tipo de solución, para crear conciencia sobre las limitaciones que entorpecen el crecimiento de los empresarios y sus empresas. En últimas, para contribuir a tener un país más competitivo que les brinde buenos empleos a sus habitantes y calidad de vida a sus familias. Este reto sí que me entusiasma.
Entonces regreso a lo que de verdad significa tener una empresa. 
Y los mejores gerentes que he conocido responden precisamente a esta aspiración, se ven a sí mismos como líderes de una causa que les permitirá generar beneficios a su entorno, de manera integrada y ecológica.
Infortunadamente, este sentido profundo de hacer empresa no se les inculca a muchos muchachos. Por eso los guía un sentido muy egocéntrico: enriquecerse, tener fama, ir y venir cuando se les de la gana. Con ello, nos encontramos en corto tiempo con negociantes que hacen lo que sea por un contrato que les generará rápidos ingresos con bajo esfuerzo.
Sin ir más lejos, lo que pasó con los primos Nule bien ilustra los resultados de estos falsos ‘Midas’: obtuvieron riqueza y fama (fueron portada de las revistas de negocios más importantes por su habilidad empresarial). Pero como sólo pensaron en su bienestar personal perjudicaron a toda la sociedad con sus acciones: vaciaron las arcas, retrasaron obras fundamentales para el bienestar de los bogotanos y habitantes de otros municipios, destruyeron empleos y, finalmente, minaron la confianza de los ciudadanos en sus gobernantes.
Hacer empresa no es el mero impulso de tener algo propio. Por el contrario, es el resultado de pensar en cómo se contribuye a nuestro país, un pequeño esfuerzo que seguramente logrará que muchos lleven el pan a sus hogares cada día, brinden educación de calidad a sus hijos y sueñen con tener cada día mayor bienestar.

martes, 7 de agosto de 2012

¿Cuándo vender su empresa?

Después de 100 años de fundada, Lafrancol se vendió a una compañía chilena. Con la llegada de inversionistas extranjeros un sinnúmero de pequeñas y medianas empresas también se ven frente a la opción de pasar a manos de terceros. ¿Cuándo vender su empresa?

En esencia, existen dos circunstancias que pueden ser adecuadas para entrar a evaluar si es conveniente ceder las acciones de su pyme a un comprador:

Cuando es la opción perfecta para impulsar la consolidación del negocio: muchos empresarios han dedicado toda su vida a construir su patrimonio en empresas exitosas, cuyo buen desempeño llama la atención de terceros.  Al analizar la oferta se debe pensar en el futuro del negocio ¿la compra le permitirá a la empresa alcanzar una escala que no podría lograr de seguir el curso actual? ¿Le permitirá formar parte de un grupo internacional que le brindará acceso a nuevos mercados con mayor rapidez y efectividad?
Cuando un grupo económico o inversionista hace una oferta de compra generalmente está buscando ventajas competitivas que no posee: mayor participación de mercado, especialización en un segmento que no maneja, acceso a un proceso muy diferenciador, entre otros.

Si le permite a una empresa familiar resolver conflictos entre los socios: la sucesión puede generar grandes dificultades en las empresas familiares bien sea porque hay muchos intereses en juego que no han sido efectivamente gestionados o porque no hay un claro sucesor capaz de mantener el buen desempeño de la empresa en el futuro inmediato. La venta a un tercero resuelve de manera clara esta situación, permitiendo que la empresa se mantenga sólida y se proyecte en el futuro conservando los empleos y su posición de mercado.

La oportunidad de vender también debe ser analizada desde el punto de vista financiero para los propietarios de la compañía, de tal forma que determinen si la oferta es lo suficientemente atractiva y satisface sus expectativas económicas y personales.

lunes, 30 de julio de 2012

La fe mueve montañas

John D. Rockefeller, el hombre que amasó la fortuna más grande de América en el siglo XIX, nació en una familia muy pobre, hijo de un hombre bígamo que los dejó a su suerte cuando eran muy pequeños. En su adolescencia se entrenó como asistente de contabilidad en una pequeña empresa y luego empezó a invertir en diversas actividades, hasta que llegó al petróleo. Su fortuna se la atribuyó a Dios, pues tenía una fe enorme y el convencimiento total de que era un hombre favorecido por su fe inquebrantable. Después se convirtió en el filántropo más importante de su país.

No sólo Rockefeller sentía que una fuerza superior lo apoyaba. También hay muchos casos criollos. Jorge Luis Monroy sufrió hace algunos años una profunda crisis personal y económica. Sus negocios estaban al borde del fracaso y esto le generaba una gran depresión. Como último recurso para sobrellevar esa carga, empezó a frecuentar las iglesias católicas. Durante horas se sentaba en una de las bancas y oraba, con las mismas oraciones que había aprendido de sus padres.

Empezó a sentir que esas fórmulas básicas no eran suficientes y se dio a la tarea de buscar libros de oraciones que lo ayudaran a profundizar su renovada fe. Pero no los encontró. Entonces llegó un mensaje especial. Su empresa editorial debía empezar a producir esos textos que tantos necesitaban y no tenían.  Editar Ltda empezó un nuevo camino, incluso, se convirtió en exportadora de Biblias y textos de oración a países de gran tradición católica como México, entre otros.

Seguramente habrá excepciones, pero la mayoría de nuestros empresarios tienen en común una profunda fe en Dios, o en un ser superior que les brinda fortaleza espiritual para enfrentar las vicisitudes de los negocios. En los cientos de entrevistas que he logrado con estos gerentes de pequeña y mediana empresa siempre he percibido ese rasgo, bien sea porque lo expresan de manera abierta y desenfada cuando agradecen a Dios los favores recibidos, o porque se observan en sus oficinas imágenes de la virgen o la Biblia abierta en algún Salmo en particular.

Pero no se trata de dedicarnos a rezar cada vez que necesitamos que un negocio salga bien o cuando vemos que las ventas van de capa caída. No, no es ese sentido transaccional de Dios el que viven estos gerentes sino un estilo de vida que hace de la espiritualidad un requisito para estar bien con ellos mismos y con el mundo exterior.

Incluso diversas investigaciones han demostrado que uno de los rasgos típicos de los Gerentes con mayores habilidades directivas, o gerentes de nivel 5, es un profundo autoconocimiento. Esta característica va acompañada de un enorme desapego por los logros personales y una gran vocación por el logro de equipo y la trascendencia. ¿Contradictorio? A primera vista podría sonar así, lo cierto es que el desarrollo de una fe enorme, tenga el nombre que se quiera, sí puede ser un camino muy efectivo para lograr empresarios más equilibrados, exitosos, felices y comprometidos con la sociedad.

domingo, 22 de julio de 2012

Proyectar el cambio generacional

Hace algunos años, cuando mi hijo mayor era aún muy pequeño me acompañó un sábado a trabajar a la empresa. Después de un rato de juegos, junto a mi escritorio, se me acercó y me dijo: "cuando sea grande yo voy a ser el jefe". Esa frase me emocionó y al mismo tiempo me inquietó ¿Cómo lograr que conserve esa misma idea en unos años? ¿Cómo guiarlo para que algún día llegue a ser el mejor empresario?

Definitivamente no hay una fórmula secreta para lograrlo, por eso muchas empresas suelen perder el rumbo una vez se realiza el cambio generacional. Otras, por el contrario, se revitalizan y emprenden una nueva etapa productiva.

¿Hasta dónde debemos comprometer a nuestros hijos con el futuro denuesta empresa? Hace poco escuché una entrevista al hijo de Arturo Calle, me enteré de que inicialmente había estudiado medicina, pero el llamado de su padre lo llevó a vincularse al negocio, con apenas 26 años de edad. Hoy recibe una gran empresa y el reto de internacionalizarla. Pero me asalta una duda ¿No sería más feliz si se hubiera dedicado a la medicina y el señor Calle hubiera preparado a un tercero con todas las de la ley? Eso sólo ellos lo saben.

Lógicamente, la mayoría de los empresarios aspiramos a que nuestros hijos manejen lo que construimos con esfuerzo y sacrificios, aunque algunas veces habría sido mejor no dejar algunos negocios en manos de un hijo no capacitado para continuar la labor.

Formar hijos con alma emprendedora sí es posible, pero exige trabajar en ese propósito desde que son niños, aquí van algunas ideas:

1. Comparta el espacio empresarial con sus niños: con cierta regularidad invítelos a la oficina, comparta sus logros con ellos, vincúlelos con parte del personal y promueva el interés de ellos en diferentes aspectos del negocio.

2. Enséñeles el valor del esfuerzo: si es de los padres que les da de todo a sus hijos apenas abren la boca está cavando la tumba de su empresa. Los niños deben entender que la plata no la regala el cajero automático, pero además tienen que disfrutar ganársela.

3. Cultive hijos capaces de soportar el fracaso y la frustración: los padres de hoy no queremos que nuestros hijos sufran lo más mínimo y ese empeño está generando hijos dictadores, depresivos o frustrados que no son capaces de superar sus caídas. ¿Quién dijo que las mejores personas nunca han sufrido? Por el contrario, los mejores seres humanos se han formado bajo situaciones de gran sufrimiento y carencia. Esto no significa que debamos ponerlos a pasar hambre, pero sí que los hagamos conscientes de lo afortunados que son y de su responsabilidad social con quienes no tienen las mismas oportunidades.

4. Enamórelos de su empresa, pero no los case con ella: no hay nada peor que un matrimonio obligado. El proceso de amor verdadero se construye con los años, no se les puede inyectar amor del bueno de un día para otro. Antes deben ver lo bueno y lo malo de asumir las riendas de un negocio, y tomar decisiones conscientes, libres y maduras.

5. Foguearlos en otros ambientes: siempre será muy útil que los hijos que han decidido asumir su rol como empresarios hagan un tránsito en otra empresa, así aprenderán cómo es ser empleado, serán tratados como un profesional más y aprenderán a rendirle cuentas a un tercero.

domingo, 15 de julio de 2012

Con el sudor de nuestras frentes

Imposible tapar el sol con las manos. Lo mismo se puede decir de los estragos que ha causado la cultura mafiosa en la economía nacional y en la cultura empresarial. Ahora que revivieron al ‘patrón’ refrescamos lo que fue Colombia en un largo tramo de su historia en manos de los narcos. Y sigue siendo en algunas regiones del país.

La vía del camino fácil y el acceso a la riqueza rápida fue el caldo de cultivo para menguar el espíritu emprendedor que durante tantos años caracterizó al empresario colombiano.  Jóvenes y adultos de todos los estratos sociales se dejaron tentar por las fiestas desbordadas que se hacían con importantes artistas nacionales e internacionales, las mujeres exuberantes, los autos de colección, los viajes estrafalarios, la ropa de marca…

¿Quién se resistía a ser millonario en un día en lugar de ‘matarse’ trabajando por años? Afortunadamente, también hubo muchos que decidieron continuar construyendo empresas con el sudor de su frente. Es ese valor del esfuerzo y de la plata bien habida, trabajada con honestidad, lo que hoy debemos inculcar en nuestros hijos. Y ojalá que el conocer esa historia nos evite repetir el mismo error.

Colombia vivió su propia enfermedad holandesa con la bonanza de la coca, y durante toda la década de los 90 lo pagamos con sangre. Luego se nos desinfló la burbuja hipotecaria y miles de personas perdieron sus viviendas tras una falsa percepción de boom económico que se mantuvo al alza gracias a los dineros calientes que inflaron la economía a niveles absurdos.

Por eso debemos proponernos cambiar el modelo del éxito económico y social para la futuras generaciones. Ya no se trata de cuánto tienes sino de cómo lo lograste. Destacar a quienes han invertido años en construir sus patrimonios es la mejor manera de enaltecerlos y ponerlos como un modelo a seguir para seguir construyendo un país con una economía sólida y real.

domingo, 8 de julio de 2012

Duele crecer

A pesar de todo el tiempo que ha pasado aún recuerdo cómo me dolían las piernas durante la adolescencia y cuando le decía a mi madre sobre mi malestar siempre respondía: “esos son los dolores del crecimiento”. Irónico que casi 30 años después entienda el significado de la frase, precisamente porque en una pyme sí que duele crecer.

Los seres humanos estamos programados para buscar el confort y el bienestar, por lo tanto de manera inconsciente rechazamos las situaciones que puedan afectar ese estado. Pero esta sensación va en contravía del espíritu emprendedor. En una encuesta realizada recientemente por Misiónpyme entre más de 120 gerentes de ferreterías a nivel nacional identificamos que su principal temor era estancarse, no crecer.
Sin temor a equivocarme, puedo asegurar que todas las pymes en ciertas etapas de su vida entran en una fase de ‘estancamiento’. Es un momento crítico, que puede darse entre los 6 y los 9 años de una empresa. Esta situación es una alerta, un llamado de atención del mercado y los clientes sobre un modelo de negocio que podría estar entrando en decadencia. ¿Qué hace la mayoría ante las señales? Para evitarse el dolor de crecer, muchos prefieren quedarse sordos y ciegos ante las señales y continuar haciendo lo mismo de siempre con un resultado cada vez más preocupante.
Unos pocos asumen con valor que llegó el momento de cambiar la historia y deciden enfrentar los retos con decisión. Entonces empiezan los dolores. Muchos deciden abandonar el barco ante el desconcierto de perder el terreno conocido, esta decisión es triste pero a largo plazo es más saludable para la organización.
Lo más importante en esos momentos es mantenerse firmes ante las dificultades y confiar en que estos dolores son nuevas oportunidades de crecimiento. Lo único certero que tenemos los empresarios es el cambio y aprender a abrazarlo con confianza es una decisión que debemos tomar todos los días.

lunes, 2 de julio de 2012

Se queda o no se queda

Como deshojando margaritas, así nos sentimos los gerentes de pequeñas y medianas empresas cuando contratamos a una nueva persona. No sabemos si el entusiasmo que demuestran en la entrevista de trabajo se mantendrá igual a la vuelta de seis meses y si sus promesas de estabilidad y largo plazo se mantendrán después de un año.

Buscando generar incentivos para que se queden ofrecemos sueldos competitivos, algunas veces incluso presionando un poco nuestras finanzas, pero creemos estar convencidos de que un buen cheque al final del mes puede ser un incentivo para que las personas se comprometan a construir un proyecto de largo plazo. Desafortunadamente, cuando el personaje renuncia nos enteramos de que el cambio lo hace por un salario que no hacía gran diferencia con respecto a su ingreso actual.

En otros casos, nos vendemos como un lugar para aprender, una plataforma efectiva para crecer en conocimiento, acumular experiencia y abrirse camino. Si la gente demuestra madera no dura más de un año, pues en menos de lo que canta un gallo lo contactan para llevárselo a una empresa que ofrece mayores posibilidades de ascenso. Y, lo mismo, el sueldo tampoco hace la gran diferencia. Entre quienes se quedan un poco más, gente con talento que tiene un mayor nivel de compromiso, empieza a gestarse el efecto manada...la salida de los primeros los incentiva a buscar también otro lugar, así no les ofrezcan ganancia en aprendizaje ni en dinero.

También se prueba la estrategia del salario emocional, el de crear un buen ambiente de trabajo, con horarios flexibles que les permitan a las personas tener una vida profesional equilibrada con su vida familiar, manejar el cargo por cumplimiento de objetivos y no de horarios específicos. Pero tampoco funciona, la indisciplina se toma la empresa y esa iniciativa chévere para todos termina siendo una excusa para el bajo rendimiento. Y, lamentablemente, también terminan saliendo para una empresa en donde los absorben en horarios de 7 por 24, con salarios que tampoco son muy apreciables.

Hace poco le pregunté a una de las personas que salía, una chica joven con potencial que afortunadamente sí estuvo más de tres años con la empresa y logró devolver en buena medida el aprendizaje que le dimos, qué debíamos implementar para que los más jóvenes se interesaran en quedarse: proyección, fue su respuesta.

Lo que muchos muchachos buscan es escalar profesionalmente, la mayoría de ellos demasiado rápido y ni siquiera consolidan procesos de aprendizaje. Y cuando nosotros pensamos que todavía están biches para darles una responsabilidad mayor, en otro lado los embarcan con sendos objetivos laborales, sin tener en cuenta que no tienen ni un año de experiencia.

¿Nos faltará mayor arrojo para empoderar a estos chicos? ¿O será que en otras empresas no temen soltarles responsabilidades con tal de bajar costos de contratación con jóvenes deseosos de ascender pero susceptibles de cometer muchos errores? ¿Será que somos muy perfeccionistas y exigentes? Mientras resolvemos el interrogante, continuamos deshojando margaritas a ver qué pétalo nos permitirá construir un esquema de contratación que nos permita consolidar procesos humanos de mediano y largo plazo

lunes, 25 de junio de 2012

Que se agarre la industria

No se trata de paternalismo, ni siquiera de la reacción de unas pyme plañideras. Pero lo que anticipábamos que sucedería sobre la industria con la reducción unilateral de aranceles, como preludio de los efectos de los Tratados de Libre Comercio, ya se está evidenciando: las manufacturas han comenzado a resentirse dando paso a importaciones de productos finales cada vez más fuertes y frecuentes.

Algunos podrían afirmar que este proceso va a beneficiar a los consumidores, que podrán escoger entre una amplia gama de opciones a menores precios. Y es cierto. Sin embargo, propiciarlo sin haber gestionado de manera efectiva el fortalecimiento del ecosistema de pequeñas y medianas empresas sólo envía una señal decepcionante de que en este Gobierno, por lo menos, se defienden los que pueden, es decir, los más grandes.

Ya nos lo habían anunciado quienes conocían la filosofía de Juan Manuel Santos, que este Gobierno estaría destinado a promover los grandes inversionistas y empresarios, que son en su opinión los únicos que pueden sacar la cara por el país en un escenario de alta competencia. Pero al Presidente se le olvidó que todos esos importantes personajes no representan más del 5% de las empresas del país y menos del 40% del empleo.

Ojalá tuviéramos un país basado en grandes industrias, aunque en una coyuntura como la actual ni siquiera Estados Unidos puede vanagloriarse de esto y vive aterrado frente a los avances de una economía como la China, en donde la baratísima mano de obra y las ventajas tributarias permiten producciones a precios irrisorios que arrasan con otros sistemas productivos.

Ahora ya nadie podrá detener a ese ‘animal grande’ cuyos pasos escuchamos apenas llegó Santos a la Casa de Nariño y decidió que tendríamos un muy eficiente Ministro de Comercio Exterior pero una pobrísima y miope gestión en Industria porque lo único cierto es que la Transformación Productiva requiere de otras medidas urgentes, mientras de manera paulatina se van sembrando los frutos de una estrategia diseñada para un largo plazo que hoy resulta incierto para muchas pyme.

lunes, 18 de junio de 2012

Mente innovadora, mente triunfadora

Sin premeditación he leído en los últimos meses las biografías de Alejandro Magno y Steve Jobs. Tan distantes en tiempo y circunstancias pero tan parecidos en ciertos aspectos que les imprimieron su carácter de líderes. De hecho, la forma en que Jobs recuperó las finanzas de Apple tras 11 años de ‘exilio’ ofrece lecciones que vale la pena conocer. Pero también la forma en que Alejandro gestionaba su talento humano es algo digno de admiración.

Innovadores: tanto el conquistador macedonio como el empresario tecnológico se distinguían por una insaciable producción de nuevas ideas. La obsesión de Jobs con hacer cosas diferentes se plasmó en el famoso lema  Think different con el que la compañía expresó su filosofía a partir de 1997. Alejandro cruzó montañas y ríos que hasta entonces fueron inexpugnables gracias  a su creatividad para sugerir alternativas a sus ingenieros pero también a su empeño por crear el imperio más grande jamás visto.

Tercos: Los dos fueron unos convencidos de que su misión estaba definida y tendrían éxito en ella. En pos de lograr su objetivo, idearon alternativas que les permitieron obtener el capital suficiente para financiarse, también se rodearon de los mejores. Como decía Jobs, él sólo quería tener en sus filas gente de primera. Y el rey macedonio contaba entre sus generales con la Cuadrilla de Alejandro, sus mejores amigos  pero también los más destacados guerreros así como algunos de los generales que acompañaron a su padre (Filipo II) en sus gestas conquistadoras.

Persistentes: Alejandro nunca abandonó sus planes de continuar conquistando tierras desconocidas, ni Jobs permitió que las circunstancias lo apartaran de sus planes por consolidar la compañía de tecnología más innovadora de la historia.

Perfeccionistas: Este rasgo, que en Jobs tenía una odiosa manifestación de neurosis, fue el que llevó a Apple a revolucionar el mundo de la música, los equipos móviles y la computación incorporando elementos de diseño únicos para satisfacer las necesidades de sus clientes. Alejandro admiraba las grandes obras de los artistas de las diferentes ciudades que conquistó, a tal punto que en su afán por incorporar estas ricas culturas adoptó muchas de las costumbres de los persas para ganar el favor de estos pueblos.

Pero así como hay elementos que vale la pena aprender, en busca de la consolidación empresarial, también en los dos hay tristes coincidencias.

Su salud les pasó cuenta de cobro: Tanto Jobs como Alejandro fallecieron por enfermedades que los atacaron en la plenitud de su vida productiva. Jobs achacó el cáncer de páncreas que padeció a sus intensas jornadas mientras trabajaba con Apple y Pixar. El rey macedonio murió de una intensa fiebre tras 12 años de campaña sufriendo lo indecible.

Sacrificaron sus familias: para ir en pos de esos grandes sueños los dos dejaron de lado a sus padres, esposas e hijos. A Jobs lo acusaban de ser frío y distante con sus hijos y esposa, dedicando casi todo su tiempo a su trabajo. Alejandro tuvo un hijo póstumo pues no deseaba entorpecer su campaña conquistadora casándose a temprana edad, además dejó a su madre y hermana durante los 12 años que duró su campaña.

Reventaron a su gente: Alejandro llevó a sus tropas a límites indecibles y a pesar de la lealtad que le manifestaban, dados sus rasgos de líder carismático que compartía con ellos todo el peso de la guerra, en los últimos años se generaron inconformismos por el cansancio. Jobs siempre exigió el máximo a su gente, la desafiaba constantemente y utilizaba términos desobligantes que le granjearon el poco aprecio de muchos de sus primeros socios y ex empleados, quienes reconocían que trabajar con él había sido una lección de perfeccionismo con un alto costo personal.

lunes, 11 de junio de 2012

Decisión de 'machos'

Para fortuna mía, estos meses he tenido un fuerte intercambio de ideas con emprendedores de alto impacto. Hombres y mujeres que han creado empresas de enorme potencial. Y en medio de sus experiencias no deja de sorprender el fuerte papel que el ADN desempeña en el perfil de un empresario.

Y aunque toda excepción tiene su regla, no es difícil encontrar espíritu empresarial en chicos que han crecido en familias dedicadas a gestionar sus propias ideas. La seguridad con la que hablan, la visión que tienen y la disposición para afrontar el riesgo en todas sus formas es algo que admiro.
Algo muy distinto es lo que ve uno en quienes llevan demasiado tiempo como empleados o son hijos de juiciosos profesionales que han prestado sus servicios a otras empresas. En buena medida, porque nuestros propios padres se encargaron de inculcarnos la idea de que 'estar empleando' era más seguro que lanzarse a la aventura de crear empresa. "Algunas veces extraño que me llegue el chequecito a final de mes, para irme a mi casa y no pensar en nada más", decía una de las invitadas a un encuentro de emprendedores de alto impacto.
Incluso algunos comentaban cómo su familia se opuso a la decisión de 'abandonar' una vida segura como ejecutivo de una empresa reconocida para lanzarse 'irresponsablemente' a la incertidumbre de crear una propia.
En definitiva, muchos de los buenos empresarios se hacen en casa. Más allá de lo que nuestros padres piensen que es lo mejor para nosotros es fundamental trabajar en la cultura del emprendimiento para fortalecer ese espíritu. Porque lo único cierto es que hoy nadie tiene un empleo seguro. 
Durante los dos años de mi MBA en los Andes conocí a varios de los más importantes ejecutivos de Colombia, gerentes generales de grandes compañías. Y me sorprendió descubrir que casi todos guardaban un terrible secreto: el miedo al desempleo. Ellos, que en público se mostraban tan seguros de su desempeño, en privado expresaban el temor a un despido cuando se acercaran a los 50 años o cambiaran las políticas de sus compañías. ¿Quién los contrataría a esas alturas de su vida? ¿Cuántos puestos disponibles podrían existir que pagaran los excepcionales sueldos y beneficios a los que estaban acostumbrados?
Uno de ellos intentó lanzarse al mundo del emprendimiento. Con un entusiasmo increíble, lo vi construir un atractivo plan de negocios para su idea. Todo estuvo listo en un mes...hasta que una tarde decidió sentarse a revisar sus cifras y concluyó que sólo un milagro lo llevaría a ganarse el fabuloso salario que recibía como gerente de una compañía de lácteos. Entonces el entusiasmo se esfumó. Hoy sigue en su importante cargo, disfrutando del poder que da tener un 'apellido' importante en su tarjeta de presentación pero muy seguramente con el mismo temor oculto a dejar de ser útil en unos cuantos años.

Y es que como decía la directora de Casa Ensamble, Katrin Nyfeler, hacer empresa es pa'machos. Un esfuerzo de largo aliento, que implica sacrificios pero también enormes satisfacciones. En una pequeña o mediana empresa hay que abrirse camino, construir marca de cero y demostrar que podemos ser los mejores aún en las peores circunstancias.