Algunas veces me piden que converse con emprendedores que desean consolidar su idea de negocio. Este ejercicio busca cuestionarlos sobre la solidez de su proyecto: ¿qué los hace diferentes a ustedes del mercado? ¿Quiénes son tus clientes?¿Cuándo piensas lograr punto de equilibrio?¿Quiénes son tus usuarios?...pero esta semana caí en la cuenta que me estaba faltando la pregunta más importante de todas: ¿en qué contribuirá tu empresa para construir una mejor sociedad?
Paradójicamente, este interrogante sí me lo he planteado en diferentes momentos de mi vida como empresaria. Y es una fórmula mágica porque me ha permitido renfocar la razón de nuestra empresa. Y todos los motivos que surgen me dan fuerza para continuar adelante: para generar un cambio efectivo en la mentalidad empresarial de los colombianos, para visibilizar las necesidades de las pyme y promover algún tipo de solución, para crear conciencia sobre las limitaciones que entorpecen el crecimiento de los empresarios y sus empresas. En últimas, para contribuir a tener un país más competitivo que les brinde buenos empleos a sus habitantes y calidad de vida a sus familias. Este reto sí que me entusiasma.
Entonces regreso a lo que de verdad significa tener una empresa.
Y los mejores gerentes que he conocido responden precisamente a esta aspiración, se ven a sí mismos como líderes de una causa que les permitirá generar beneficios a su entorno, de manera integrada y ecológica.
Infortunadamente, este sentido profundo de hacer empresa no se les inculca a muchos muchachos. Por eso los guía un sentido muy egocéntrico: enriquecerse, tener fama, ir y venir cuando se les de la gana. Con ello, nos encontramos en corto tiempo con negociantes que hacen lo que sea por un contrato que les generará rápidos ingresos con bajo esfuerzo.
Sin ir más lejos, lo que pasó con los primos Nule bien ilustra los resultados de estos falsos ‘Midas’: obtuvieron riqueza y fama (fueron portada de las revistas de negocios más importantes por su habilidad empresarial). Pero como sólo pensaron en su bienestar personal perjudicaron a toda la sociedad con sus acciones: vaciaron las arcas, retrasaron obras fundamentales para el bienestar de los bogotanos y habitantes de otros municipios, destruyeron empleos y, finalmente, minaron la confianza de los ciudadanos en sus gobernantes.
Hacer empresa no es el mero impulso de tener algo propio. Por el contrario, es el resultado de pensar en cómo se contribuye a nuestro país, un pequeño esfuerzo que seguramente logrará que muchos lleven el pan a sus hogares cada día, brinden educación de calidad a sus hijos y sueñen con tener cada día mayor bienestar.
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