viernes, 31 de enero de 2014

Las trampas del confort

La primera encuesta entre pymes que realizan exportaciones, que obtuvo la opinión de 429 compañias en todo el país, nos deja muchas lecciones, quizás la más valiosa es que en los negocios no hay nada más peligroso que la zona de confort. La mayoría de los encuestados por MisiónPyme respondió que no planea realizar procesos para ampliar o cambiar su portafolio de productos pero, curiosamente, sí quieren encontrar más mercados sin tener que hacer muchos esfuerzos.

¿Estamos, pañuelo en mano, esperando que un milagro suspenda los múltiples Tratados de Libre Comercio vigentes y en implementación? Si esa es la decisión, va a ser mejor que recojamos las lágrimas, hagamos el duelo y empecemos a movernos.

El cambio no es fácil, por el contrario no hay nada más difícil que asumir un proceso de cambio. Es doloroso, genera estrés, depresión y rabia. Claro, no hay nada más agradable que navegar en aguas conocidas. Pero el futuro sólo se construye a partir de los cambios.

No solo se trata de cambiar nuestra mentalidad para volvernos ‘conquistadores’ de mercados. Lo más urgente es prepararnos para la llegada de competidores agresivos, acostumbrados a los retos, que navegan con habilidad entre un mar de cambios.


El cómodo mercado local está dejando de ser ese remanso de paz para los empresarios colombianos. Desde muchas latitudes están llegando y seguirán arriban productos de calidad, a precios atractivos ¿qué estamos haciendo para enfrentarlos con éxito?

domingo, 26 de enero de 2014

Negocios lucrativos

Hace un par de años le dije a mi hermano, en son de broma, que dadas sus grandes dotes para relacionarse con la gente, hablar en público y ganarse la credibilidad de muchos sería bueno que montara una iglesia. Él no pudo más que reírse, pero lo cierto es que la revista Semana en su edición de este domingo reveló que cada ocho días en Colombia se tramitan ante el Ministerio del Interior 85 permisos para crear un nuevo culto.

Esas cifras no sólo confirman el impresionante nivel de ‘emprendimiento’ que hay en este segmento sino lo hábiles que son sus fundadores para alcanzar el éxito económico aplicando todas las reglas para lograr que un nuevo negocio se consolide:

1.       Identifican con maestría las necesidades de su ‘cliente’: salvo contadísimas excepciones, el que llega a una secta va con grandes problemas o necesidades espirituales así que está ansioso de encontrar un sitio en donde le den soluciones y esperanzas para su vida.

2.       Desarrollan un lenguaje acorde a su público: el estilo de la comunicación hace creer al ‘cliente’ que ese producto o servicio está hecho a su medida.

3.        Le  dan ’valor agregado’ al producto: la promesa de compensaciones futuras, en el más acá o en el más allá hace que el cliente perciba un enorme valor en el producto que recibe de este tipo de sectas, así que está dispuesto a pagar el 10% de su ingreso  así se quede sin plata para el bus o para el mercado porque está seguro de que Dios le premiará su generosidad con su maestro.

4.       El voz a voz y las estrategias BTL son las más efectivas para el negocio: crean y desarrollan unas fuertes redes de apóstoles que se encargan de propagar su doctrina y reclutar nuevos feligreses.

5.       Maximizan la utilidad, minimizando los gastos: su carácter de entidad sin ánimo de lucro les permite pasar de agache ante las autoridades tributarias y sacarse la platica.

6.       Tienen una clara estrategia internacional: convencidos de que la diversificación es lo más seguro divulgan su mensaje y sus ingresos en otros países.


Lamentable, en todo caso, que se juegue con las necesidades de las personas para lucrarse y vivir al estilo de las grandes estrellas del cine, mientras que los feligreses siguen entregando sus escasos ingresos con la esperanza de que Dios les cumpla las promesas de sus pastores. Y más penoso aún que el Estado no les pida cuentas claras.

domingo, 19 de enero de 2014

Un penoso circo

El espectáculo que estamos presenciando entre los diversos poderes del país da pena, un show digno de la vecindad del Chavo del 8. Nunca como ahora había yo visto la politiquería en todo su esplendor: el presidente hablando abiertamente de la mermelada, el procurador descabezando a dedo a sus enemigos, el fiscal sacándole la lengua al doctor Ordoñez, para apenas citar algunos ejemplos.

¿Ya no queda un poder público digno de respeto en Colombia? Es tan grande la exposición mediática que situaciones como la del Mira sirven para ‘darle un respiro’ a los colombianos y fijarnos en las miserias de otros personajes. ¿Sabe alguien cuáles son las propuestas de los candidatos a ser honorables congresistas? ¿Con qué criterio elegiremos a los padres de las leyes nacionales? Con tanto escándalo muy pocos tenemos claro a quién le daremos la potestad para hablar por nosotros en el seno del legislativo.

Para generar publicidad gratuita ya el senador Benedetti hizo un mini escándalo con una propaganda pro gay que circuló por las redes sociales, la televisión y otros medios a cero costo. También hay vallas con las caras de los mismos con las mismas.

Pero menos claro está el panorama para elegir presidente. Da pena, pero todo apunta a que Juan Manuel Santos va a ganar por W, es decir, por falta de mejores candidatos. Seguramente con tanta mermelada que han ido entregando en las regiones pocos se le quieren medir a un desgaste emocional y político para quedar mal ante el electorado.

Para mi salud mental, decidí no ver más noticieros de televisión, ni siquiera seguirle la cuerda al circo de Petro, Ordoñez y Montealegre. Haré lo mismo que hago cuando hay un partido de fútbol, oigo de a raticos, miro cuando meten un gol y al final pregunto quién fue el jugador destacado. No vale la pena gastarle un minuto a este circo, cuando tenemos tanto por hacer para sacar adelante a este país. Lo que sí espero es que en algún momento le metan la mano a la corrupción, única culpable de todo lo que estamos viviendo.


Yo pongo mi granito de arena: “Cero tolerancia a la corrupción”.

domingo, 12 de enero de 2014

Un año definitivo

Ahora que la pausa de las fiestas decembrinas se terminó es hora de actuar con prontitud para desquitarnos del regular 2013 que tuvieron los industriales. Algunos ya se cansaron de llorar por la competencia importada y han comenzado a actuar haciendo inversiones en nuevas tecnologías, en mejores procesos de producción y en capacitación de su personal.

Las cifras del Dane confirman que fue la construcción la que sacó la cara por la economía, mientras la agricultura mostró una leve mejoría. Y este año electoral, esa tendencia con toda seguridad se mantendrá, pues no hay nada más efectivo y rápido para mostrar buenos resultados en empleo que ponerle plata a la vivienda.

Encontrar nuevos nichos de mercado, renovar productos e innovar son tareas que deben estar en la agenda de todos los empresarios colombianos. No hay otra alternativa frente a la fuerte competencia que ya nos amenaza. Y el Gobierno no se ha comprometido con diseñar una verdadera política industrial que les de la mano a los sectores más golpeados. Del Pipe nada se sabe, simplemente lo han dejado diluir tal como ocurrió con las tan mentadas Locomotoras con las que dieron palo durante los dos primeros años de Gobierno.


Pero quejarse no es una opción, actuar es la única alternativa que nos queda frente a un 2014 en el que se iniciarán en forma buena parte de los 14 tratados suscritos por el Gobierno y tomarán fuerza los que ya están vigentes.