sábado, 6 de octubre de 2012

Científico de la vida


¿Qué tienen en común el Dr. Raúl Cuero, científico asesor de la Nasa, y un emprendedor anónimo como Don Mario Cogollo, gerente de Pinturas Prime? El espíritu de curiosidad y la investigación. El Dr. Cuero cursó, con gran esfuerzo, una brillante carrera científica que le ha generado grandes alegrías a nuestro país. Don Mario es un autodidacta, estudió en el Sena, fue ebanista y en el patio de su casa montó su taller de pruebas para desarrollar pinturas y barnices. En pocos años inauguró su primera planta de producción y hace poco abrió operaciones la segunda, en donde aplica nanotecnología e insumos amigables con el medio ambiente. Este año, además, lanzó una línea de productos agroecológicos. 

Hace poco publicamos la historia del Dr. Cuero, que nos ha conmovido y motivado a muchos a creer que todos los sueños se pueden hacer realidad. Pero de manera particular me ha impactado la de Don Mario. Lo conocí personalmente hace tres semanas en Medellín, llegó con sus hijos a la ceremonia de entrega del galardón regional Gacela Misiónpyme.  Y cuando escuchó su nombre, como uno de los finalistas, no pudo disimular la emoción.

Pero lo mejor llegó al cierre de la ceremonia, cuando de manera informal conversábamos con Crisanto Montagut, gerente de Truchas Belmira, quien también resultó finalista. Yo noté cómo le brillaron los ojos a Don Mario cuando se acercó a nosotros y, como quien no quiere la cosa, le lanzó una frase mágica a Montagut: “le tengo el remedio para que mejore la productividad de sus cultivos de trucha y baje los niveles de infecciones”.

En ese momento los dos guardamos silencio. “Iones negativos”, continuó Don Mario en un tono solemne y luego remató con un “ya hicimos las pruebas con la Universidad de Antioquia con excelentes resultados”. A partir de ese momento, yo quedé relegada observando cómo estos dos empresarios buscaban afinidades en sus negocios.

No sé si lograron concretar algo o lo harán pronto. De lo que sí estoy convencida es que Don Mario es un científico de la vida, un hombre para quien la investigación (curiosidad dicen muchos) es la razón por la que se levanta todos los días.  En sus manos está ahora la solución para la pudrición del cogollo de la palma de aceite, un peligroso agente que arrasa con hectáreas enteras de este costo cultivo. Después de un año de inversiones en laboratorios y pruebas de campo todo está listo para que en pocas semanas la iniciativa empiece a facturar. Y un poquito demorado, pero con buenas perspectivas, la respuesta para la temida Cigatoka negra, que azota al banano.

Y, como decía en Misiónpyme el Dr. Cuero, con este ejemplo se comprueba que la innovación sólo lo es en la medida en que genera beneficios económicos y sociales. Pero los científicos no solamente están en los laboratorios desarrollando grandes inventos e innovaciones, también nos los encontramos todos los días. A estos científicos de la vida también que darles el lugar que se merecen.

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