viernes, 31 de agosto de 2012

Empezó el segundo tiempo

Qué bueno que ratificaron al Ministro Díaz Granados, así podrá ponerse al día con las tareas pendientes que tiene con los industriales del país. ¿Quién mejor que él para jugar este segundo tiempo y darse la oportunidad de sacarla del estadio? Le toca bajarse del avión, arremangarse y empezar a hablar de frente con los empresarios locales.

El trabajo que se viene es muy fuerte. Por un lado, deben comunicar con claridad qué están haciendo por la 'transformación productiva' y, por el otro, poner los pies en tierra colombiana y entender que nuestras pequeñas y medianas empresas no funcionan como las empresas de un país del primer mundo.

Y, a propósito, acabo de recordar la mala impresión que me causó recién llegado a su cargo el entonces Ministro de Comercio, Luis Guillermo Plata, cuando en una entrevista me dijo que nuestros microempresarios no tenían nada de distinto con respecto a los de China: allá también tenían unos talleres desordenados, con perros que daban vueltas por todos lados y empresarios descachalandrados que andaban en chancletas todo el día. "La única diferencia - afirmó - es que así y todo eran muy competitivos".

La verdad, en los años que llevo de trabajo con los empresarios colombianos, no he visto al primero que me reciba en chancleta y sin camisa. Por el contrario, los que están formalizados son muy aspiracionales y buscan en todo momento transmitir una buena imagen a quien los visita, así la casa esté en desorden. Pero en China el régimen gubernamental tiene mano de hierro, da unas ventajas inmensas en materia tributaria a los inversionistas, construyó una infraestructura logística que supera la de muchos países y, sobretodo, tienen claro para dónde van como potencial industrial.

Nunca tuve la oportunidad de volver a conversar con el ex ministro Plata sobre este asunto, pero espero que su primera visión de la competitividad en chancletas haya evolucionado en los ocho años que estuvo al frente de la cartera de Comercio, Industria y Turismo. Aunque después de 10 años de esa charla, seguimos con los mismos problemas de infraestructura, el mismo costo laboral (en buena medida por la parafiscalidad que nos imponen) y sin entender ni una palabra de lo que para este gobierno en particular significa política industrial.

Los chinos, en cambio, con o sin chancletas siguen avanzando como volador sin palo y eso que no tenemos todavía con ellos un tratado de libre comercio.




domingo, 26 de agosto de 2012

¿Es malo no querer crecer?


Hace un par de años leí la historia de una exitosa diseñadora americana que se negaba a recibir inversión para ampliar su negocio y abrir boutiques a lo largo y ancho de los Estados Unidos. En contra de toda lógica empresarial, ella decidió mantener su negocio muy pequeño por dos razones sencillas: quería seguir dando a sus clientes una atención única y personalizada y valoraba por encima de todo su calidad de vida familiar, algo que habría arriesgado al crecer el tamaño de su empresa. ¿Es tan malo no querer crecer?

El recuerdo de este artículo afloró después de leer el discurso de presidente de Uruguay, José Mujica, en la Cumbre de Río. El admirado y humilde mandatario criticó las ansias desmedidas de consumo que han marcado el modelo capitalista.

Crecer, crecer y crecer sus ingresos es la premisa de muchas empresas hoy, sin importar la situación de su mercado o el país. ¿Es el crecimiento la única alternativa para un empresario? La respuesta lógica sería sí. De hecho muchos microempresarios son criticados por su falta de visión, ambición y proyección de largo plazo que los lleva a quedarse minúsculos. ¿Todos los modelos de negocio deben crecer? ¿Es realmente tan malo querer ser pequeño?

Pero si se analizan las razones que dio la diseñadora americana, que involucran aspectos estratégicos de negocio como su interés en mantener un servicio diferenciado para clientes muy exclusivos así como motivos personales poderosos, se podría pensar que no siempre es malo no querer ser un gran jugador. Por el contrario, en el mundo de la moda contar con la asesoría directa del diseñador es un valor agregado fundamental.

La situación difícil que afrontan las grandes potencias mundiales nos demuestra la necesidad de replantear nuestro modelo económico. Expertos ya han advertido que de no detener nuestras ansias de consumo en apenas 18 años vamos a necesitar dos planetas tierra para responder a las demandas de todos sus habitantes. Pero hasta el momento nadie ha logrado plantear un modelo viable, uno que brinde calidad de vida a todos y mejore la distribución del ingreso para que no existan tantas diferencias entre los que más tienen y los más pobres.

¿Y qué pasaría si los altos ejecutivos de grandes empresas renunciaran a una porción de sus fabulosos ingresos para bajar los precios de sus productos y propiciar que más personas tuvieran acceso a ellos? ¿Cómo sería nuestra economía si los accionistas de las empresas decidieran tener ambiciones más ecológicas y armoniosas con el bienestar del planeta entero?

lunes, 20 de agosto de 2012

A que te como ratón


Hace algunos años me acerqué con un ánimo asociativo a unos colegas de una empresa de comunicaciones en busca de sinergias para contratar algunos servicios a menor costo, incluso crear un estudio de medios pyme que nos ayudara a tener más visibilidad entre las agencias y centrales de medios. Pero la frustración pronto me invadió al ver que su único interés era obtener toda la información posible de mi empresa pero no compartir nada de la suya.

Lógicamente,  en cuestión de pocos días decidí aplicarles la ley del hielo para ‘responderles’ con la misma moneda. Un par de meses después su gerente me llamó para pedirme que reanudáramos las conversaciones y, de paso, me pidió un poco más de información. Hasta el sol de hoy no he vuelto a saber de ellos. Lo triste es que sigo pensando que esa alianza habría sido muy positiva para los dos, tanto en términos económicos como de conocimiento.

Este tipo de experiencias son las que matan el espíritu asociativo que tanto necesitamos en el país para lograr que nuestras pyme mejoren su competitividad y productividad de cara a los retos que nos imponen los TLC en que nos estamos embarcando.

Son muy pocos quienes pueden mostrar resultados positivos en estas iniciativas. Un caso es el de los cafeteros que gestaron su modelo asociativo hace varias décadas y siguen unidos a él gracias a las ventajas que les ofrecen y la fortaleza política que les representa. Muchos deberíamos seguir el ejemplo de los caficultores y pensar en el bienestar común.

Y cuando aparece un buen samaritano interesado en apoyar a un empresario que despierta su simpatía y espíritu de solidaridad la desconfianza aparece: ¿será que nos va a tumbar?¿cuáles serán sus intenciones?¿cuánto me querrá sacar?

Lo peor es que por andar defendiendo nuestro pedacito de queso de los demás ratones, no nos hemos enterado de que ya llegó un gato enorme a comernos a todos nosotros.  Egoístas, prepárense porque ya llegó un gato llamado TLC.

domingo, 12 de agosto de 2012

La holística empresarial

Algunas veces me piden que converse con emprendedores que desean consolidar su idea de negocio. Este ejercicio busca cuestionarlos sobre la solidez de su proyecto: ¿qué los hace diferentes a ustedes del mercado? ¿Quiénes son tus clientes?¿Cuándo piensas lograr punto de equilibrio?¿Quiénes son tus usuarios?...pero esta semana caí en la cuenta que me estaba faltando la pregunta más importante de todas: ¿en qué contribuirá tu empresa para construir una mejor sociedad?
Paradójicamente, este interrogante sí me lo he planteado en diferentes momentos de mi vida como empresaria. Y es una fórmula mágica porque me ha permitido renfocar la razón de nuestra empresa. Y todos los motivos que surgen me dan fuerza para continuar adelante: para generar un cambio efectivo en la mentalidad empresarial de los colombianos, para visibilizar las necesidades de las pyme y promover algún tipo de solución, para crear conciencia sobre las limitaciones que entorpecen el crecimiento de los empresarios y sus empresas. En últimas, para contribuir a tener un país más competitivo que les brinde buenos empleos a sus habitantes y calidad de vida a sus familias. Este reto sí que me entusiasma.
Entonces regreso a lo que de verdad significa tener una empresa. 
Y los mejores gerentes que he conocido responden precisamente a esta aspiración, se ven a sí mismos como líderes de una causa que les permitirá generar beneficios a su entorno, de manera integrada y ecológica.
Infortunadamente, este sentido profundo de hacer empresa no se les inculca a muchos muchachos. Por eso los guía un sentido muy egocéntrico: enriquecerse, tener fama, ir y venir cuando se les de la gana. Con ello, nos encontramos en corto tiempo con negociantes que hacen lo que sea por un contrato que les generará rápidos ingresos con bajo esfuerzo.
Sin ir más lejos, lo que pasó con los primos Nule bien ilustra los resultados de estos falsos ‘Midas’: obtuvieron riqueza y fama (fueron portada de las revistas de negocios más importantes por su habilidad empresarial). Pero como sólo pensaron en su bienestar personal perjudicaron a toda la sociedad con sus acciones: vaciaron las arcas, retrasaron obras fundamentales para el bienestar de los bogotanos y habitantes de otros municipios, destruyeron empleos y, finalmente, minaron la confianza de los ciudadanos en sus gobernantes.
Hacer empresa no es el mero impulso de tener algo propio. Por el contrario, es el resultado de pensar en cómo se contribuye a nuestro país, un pequeño esfuerzo que seguramente logrará que muchos lleven el pan a sus hogares cada día, brinden educación de calidad a sus hijos y sueñen con tener cada día mayor bienestar.

martes, 7 de agosto de 2012

¿Cuándo vender su empresa?

Después de 100 años de fundada, Lafrancol se vendió a una compañía chilena. Con la llegada de inversionistas extranjeros un sinnúmero de pequeñas y medianas empresas también se ven frente a la opción de pasar a manos de terceros. ¿Cuándo vender su empresa?

En esencia, existen dos circunstancias que pueden ser adecuadas para entrar a evaluar si es conveniente ceder las acciones de su pyme a un comprador:

Cuando es la opción perfecta para impulsar la consolidación del negocio: muchos empresarios han dedicado toda su vida a construir su patrimonio en empresas exitosas, cuyo buen desempeño llama la atención de terceros.  Al analizar la oferta se debe pensar en el futuro del negocio ¿la compra le permitirá a la empresa alcanzar una escala que no podría lograr de seguir el curso actual? ¿Le permitirá formar parte de un grupo internacional que le brindará acceso a nuevos mercados con mayor rapidez y efectividad?
Cuando un grupo económico o inversionista hace una oferta de compra generalmente está buscando ventajas competitivas que no posee: mayor participación de mercado, especialización en un segmento que no maneja, acceso a un proceso muy diferenciador, entre otros.

Si le permite a una empresa familiar resolver conflictos entre los socios: la sucesión puede generar grandes dificultades en las empresas familiares bien sea porque hay muchos intereses en juego que no han sido efectivamente gestionados o porque no hay un claro sucesor capaz de mantener el buen desempeño de la empresa en el futuro inmediato. La venta a un tercero resuelve de manera clara esta situación, permitiendo que la empresa se mantenga sólida y se proyecte en el futuro conservando los empleos y su posición de mercado.

La oportunidad de vender también debe ser analizada desde el punto de vista financiero para los propietarios de la compañía, de tal forma que determinen si la oferta es lo suficientemente atractiva y satisface sus expectativas económicas y personales.