Qué bueno que ratificaron al Ministro Díaz Granados, así podrá ponerse al día con las tareas pendientes que tiene con los industriales del país. ¿Quién mejor que él para jugar este segundo tiempo y darse la oportunidad de sacarla del estadio? Le toca bajarse del avión, arremangarse y empezar a hablar de frente con los empresarios locales.
El trabajo que se viene es muy fuerte. Por un lado, deben comunicar con claridad qué están haciendo por la 'transformación productiva' y, por el otro, poner los pies en tierra colombiana y entender que nuestras pequeñas y medianas empresas no funcionan como las empresas de un país del primer mundo.
Y, a propósito, acabo de recordar la mala impresión que me causó recién llegado a su cargo el entonces Ministro de Comercio, Luis Guillermo Plata, cuando en una entrevista me dijo que nuestros microempresarios no tenían nada de distinto con respecto a los de China: allá también tenían unos talleres desordenados, con perros que daban vueltas por todos lados y empresarios descachalandrados que andaban en chancletas todo el día. "La única diferencia - afirmó - es que así y todo eran muy competitivos".
La verdad, en los años que llevo de trabajo con los empresarios colombianos, no he visto al primero que me reciba en chancleta y sin camisa. Por el contrario, los que están formalizados son muy aspiracionales y buscan en todo momento transmitir una buena imagen a quien los visita, así la casa esté en desorden. Pero en China el régimen gubernamental tiene mano de hierro, da unas ventajas inmensas en materia tributaria a los inversionistas, construyó una infraestructura logística que supera la de muchos países y, sobretodo, tienen claro para dónde van como potencial industrial.
Nunca tuve la oportunidad de volver a conversar con el ex ministro Plata sobre este asunto, pero espero que su primera visión de la competitividad en chancletas haya evolucionado en los ocho años que estuvo al frente de la cartera de Comercio, Industria y Turismo. Aunque después de 10 años de esa charla, seguimos con los mismos problemas de infraestructura, el mismo costo laboral (en buena medida por la parafiscalidad que nos imponen) y sin entender ni una palabra de lo que para este gobierno en particular significa política industrial.
Los chinos, en cambio, con o sin chancletas siguen avanzando como volador sin palo y eso que no tenemos todavía con ellos un tratado de libre comercio.
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