domingo, 15 de julio de 2012

Con el sudor de nuestras frentes

Imposible tapar el sol con las manos. Lo mismo se puede decir de los estragos que ha causado la cultura mafiosa en la economía nacional y en la cultura empresarial. Ahora que revivieron al ‘patrón’ refrescamos lo que fue Colombia en un largo tramo de su historia en manos de los narcos. Y sigue siendo en algunas regiones del país.

La vía del camino fácil y el acceso a la riqueza rápida fue el caldo de cultivo para menguar el espíritu emprendedor que durante tantos años caracterizó al empresario colombiano.  Jóvenes y adultos de todos los estratos sociales se dejaron tentar por las fiestas desbordadas que se hacían con importantes artistas nacionales e internacionales, las mujeres exuberantes, los autos de colección, los viajes estrafalarios, la ropa de marca…

¿Quién se resistía a ser millonario en un día en lugar de ‘matarse’ trabajando por años? Afortunadamente, también hubo muchos que decidieron continuar construyendo empresas con el sudor de su frente. Es ese valor del esfuerzo y de la plata bien habida, trabajada con honestidad, lo que hoy debemos inculcar en nuestros hijos. Y ojalá que el conocer esa historia nos evite repetir el mismo error.

Colombia vivió su propia enfermedad holandesa con la bonanza de la coca, y durante toda la década de los 90 lo pagamos con sangre. Luego se nos desinfló la burbuja hipotecaria y miles de personas perdieron sus viviendas tras una falsa percepción de boom económico que se mantuvo al alza gracias a los dineros calientes que inflaron la economía a niveles absurdos.

Por eso debemos proponernos cambiar el modelo del éxito económico y social para la futuras generaciones. Ya no se trata de cuánto tienes sino de cómo lo lograste. Destacar a quienes han invertido años en construir sus patrimonios es la mejor manera de enaltecerlos y ponerlos como un modelo a seguir para seguir construyendo un país con una economía sólida y real.

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