lunes, 27 de octubre de 2014

A ensayar el teletrabajo

Con el crecimiento de las ciudades y el incremento en el costo del suelo muchas empresas, especialmente las de servicios que son intensivas en mano de obra se ven hoy enfrentadas al dilema de reinventarse el modelo de trabajo para ser más eficientes en el uso del tiempo de sus empleados y rentables en la gestión de sus recursos disponibles. ¿Será el teletrabajo la respuesta?

En el inevitable ‘desarrollo’ de las capitales nos vemos enfrentados a duras realidades. Por lo menos una hora abordo de un bus para ir a trabajar y, después, regresar a la casa es el promedio que se gastan muchos bogotanos a diario para cumplir con los horarios establecidos por sus empleadores.  Y los empresarios deben lidiar con los costos de arrendamiento en una ciudad que ve cómo los precios de la finca raíz crecen sin compasión, mientras la rentabilidad es cada vez más difícil de conservar.

En este escenario, que pinta más escalofriante con el incremento del parque automotor, la posibilidad de implementar el teletrabajo surge como una opción viable y deseable para lograr tres objetivos:
1.   Descongestionar la ciudad, con un impacto deseable en movilidad y descontaminación.
2.   Mejorar la calidad de vida de los empleados, que podrán ser más productivos desde sus hogares, en jornadas razonables y con una dedicación completa a sus obligaciones.
3.   Contribuir a la rentabilidad de las empresas, toda vez que se ahorrarán costos de arrendamiento, insumos de operación y podrán obtener más productividad de su personal.

Esto, que pinta tan bien tiene sus implicaciones, y bien grandes como el generar cultura y metodologías para el trabajo en casa entre sus futuros teletrabajadores. También se deberían gestionar ciertos riesgos que han sido advertidos por empresas pioneras en este modelo:

-       la baja de la creatividad
-       la incapacidad para trabajar en equipo cuando se requiere
-       la disminución de oportunidades de ascenso y mejora salarial para los teletrabajadores


Pese a los riesgos, creo que llegó el momento para que, por lo menos en Bogotá, las empresas que podemos hacerlo empecemos a implementar el modelo del trabajo porque de lo contrario la ciudad colapsará, y con ella nuestros empleados que intentan cumplir con sus compromisos en el caótico día a día de una ciudad que no ve la luz al final del túnel de su crisis de movilidad.