domingo, 3 de junio de 2012

Yo también quiero ser una Gacela

Todos los años me encuentro con ellos, les entrego premios, los escucho y trato de aprender al máximo todo lo bueno que hacen. Para empezar, me pregunto de qué están hechos. No hay uno solo que no haya pasado por una historia de crisis económica con la que, afortunadamente, aprendieron lecciones valiosas.
Sus empresas empezaron de la misma manera que muchas de nuestras pyme: con muchas ganas y escaso capital de trabajo. Pero lo que ha marcado la diferencia ha sido su agudo sentido de la estrategia de largo plazo. Claro, no se trata de empresas jóvenes, las mejores Gacela o por lo menos las más sólidas tienen más de 10 o 12 años en el mercado.
Estos gerentes han ido superando su escala de necesidades, sin perder de vista el imperativo de crecer más en ventas y conservar la rentabilidad. Ellos, contrario a lo que muchos pensarían, no están contentos con el confort o la estabilidad que les ofrece tener un mercado ganado. Por el contrario, tienen en su cabeza un marcado sentido de la urgencia que les impide sentarse sobre los laureles a disfrutar de lo cosechado.
Son personas 'maduradas' al fragor de las dificultades. Esto me recuerdo aquella frase que decía que los mejores siempre se forman en las peores circunstancias, contrario al sentido de bienestar que muchos buscamos en un mundo ideal en donde ojalá no existieran los problemas.
Lo mejor de esta temporada de gacelas es que siento renovado el espíritu empresarial; escucharlos contar sus historias de superación me llena de entusiasmo y de ánimos para continuar adelante convencida de que lo mejor siempre está por venir. ¿Qué otras lecciones me han enseñado estos gerentes sobresalientes? Aquí va apenas un breve inventario:
- Mejoramiento continuo: todo el tiempo piensan cómo ser más eficientes y productivos en lo que hacen ellos y sus empresas.
- Compromiso real con sus empleados: su empresa es parte de la familia, no importa si la gente se queda uno o 10 años, desarrollan un sentido de afecto por cada uno de ellos.
- Están dispuestos a sacrificar su ingreso por el bienestar de todos: en los momentos difíciles son los primeros que se ajustan el cinturón, incluso durante toda la vida de su empresa se asignan salarios moderados para no estrangular la caja de la empresa.
- Quieren una porción del mundo: están convencidos de que su producto o servicio es tan bueno que tendrán éxito en otros países y así se proponen llegar a nuevos mercados.
- Sin miedo al cambio: su capacidad creativa les obliga a idearse nuevas alternativas para su empresa, el cambio para ellos es una oportunidad no un riesgo.
- Fe en un ser superior: y aunque muchos no lo digan abiertamente, la mayoría tiene una profunda fe en un ser superior, sin importar cómo se llame. Este nivel de consciencia les ayuda a trascender y a superar  esos momentos de dificultades que a cualquiera lo llevarían a renunciar.

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