domingo, 27 de mayo de 2012

Fanfarrones de la Responsabilidad Social

Que no nos digan cuentos. La responsabilidad social empieza por casa. Claro, resulta conmovedor saber que se invierte en escuela para los niños más pobres, que hay gimnasios para los trabajadores, camas "sencillas pero cómodas" y buena comida. Pero todo ese fanfarroneo en torno a la RS se va al traste cuando las grandes empresas aprietan a sus proveedores pyme hasta sacarles la última gota de sudor, llevándolas incluso al borde de su liquidación por las presiones económicas a las que los someten.
Cerca del 55% de nuestras pequeñas y medianas empresas tienen por clientes a las grandes empresas de este país. Entonces, si de verdad vamos a hablar de RESPONSABILIDAD SOCIAL, las políticas orientadas a estos proveedores deberían mejor premiar la formalidad laboral, la organización administrativa y la calidad de la entrega final. Así ganaríamos todos: mejores empleos, mayores salarios, más familias con ingresos justos y más impuestos para financiar las obras del Estado.
Pero, infortunadamente, el precio sigue siendo el factor decisivo a la hora de seleccionar proveedores pyme. Lo más triste es que muchos de quienes se llevan el negocio lo logran ´administrando´ el costo más pesado: el laboral. Contratos por prestación de servcios, a corto plazo y que no reconocen ninguna prestación social son el caballito de batalla de los ´proveedores´ seleccionados gracias a su rebaja de tarifa.
En esas condiciones, no extraña que el empleo informal siga creciendo y que las pyme no puedan responder de manera adecuada a las exigencias de sus clientes porque no cuentan con los recursos para hacerlo. Materia prima de baja calidad, mano de obra no calificada, procesos inexistentes o deficientes son también el resultado de esta política.
Los grandes los quieren todo: Bueno, Bonito y Barato. Pero con el costo laboral de Colombia para que sea Bueno y Bonito tenemos que olvidarnos del Barato. A veces me pregunto si es que quienes seleccionan los proveedores no sienten curiosidad de saber por qué una empresa puede quebrar tarifa frente al promedio. En un caso así algo puede oler mal y sería muy prudente investigar un poco más sobre qué hace esa pyme para ofrecer precios competitivos.
Allí no para la cosa. Los programas de RS también deberían incluir tiempos de pago justos a sus proveedores y un respeto por las reglas del juego pactadas al inicio de la relación comercial. En Colombia hizo carrera que las grandes empresas decidan ampliar sus plazos de pago a las pyme de un día para otro, de un sopetón. Y claro, estas empresas que viven con su caja al límite tienen que empezar a saltar matones para adaptarse a las nuevas condiciones. Algunas se han quebrado intentando atender a estos ´importantísimos´ clientes.
Los retos que tenemos hoy son enormes para todos. Nuestra economía se basa en la pyme y las grandes empresas deben entenderlo, asumirlo y empezar a evaluar en qué se gastan toda la plata con la que hacen sus ´campañas' de Responsabilidad Social. Es urgente que empiecen a generar valor en toda la cadena de suministro, que orienten a sus proveedores, los impulsen a generar procesos efectivos de innovación, les enseñen a ser eficientes y los premien cuando de verdad generan empleo de calidad y buenas condiciones laborales.

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