Se han llenado cientos de páginas de libros y revistas, y miles de consultores se han hecho millonarios vendiendo la importancia de motivar al equipo de trabajo. Pero nunca he escuchado a un experto concientizar sobre la necesidad de motivar a los empresarios. Por eso hoy me pregunto ¿quién motiva a los gerentes?
La verdad es que los líderes de las empresas tienen que desarrollar una increíble capacidad de automotivación, porque muchas de las cosas que ocurren en su día a día no generan un ambiente propicio para que otros contribuyan a generarle un espíritu optimista.
¿Quiénes podrían motivarlo? Muchos de los que lo rodean. En primera instancia, sus propios empleados. Y quiero aclarar que motivar al jefe no implica llevarle regalos, adularlo o ser un lambericas. La mejor manera de mantener motivado a un jefe es cumpliendo con sus expectativa con respecto al desempeño; siendo proactivo frente a la solución de problemas, pero especialmente evitándole los problemas.
Un empleado que motiva a su jefe es el que sabe que le aporta a la organización con cada acción, que deja en alto su marca, quiere a su empresa y lo demuestra con gesto simples como:
- atender un teléfono que suena en una oficina que no es la suya
- tratar bien a los clientes
- evitar desperdicio de recursos
- proteger los bienes de la compañía
- utilizar bien su tiempo de trabajo
- decir la verdad
- cumplir con los informes que le corresponden sin que se los estén pidiendo
- evitar hablar mal de su empresa, de sus compañeros o de su propio jefe.
Estos comportamientos tan sencillos le crearán a los gerentes un enorme compromiso con su gente, le demostrarán que todos los esfuerzos que se hacen valen la pena porque se están construyendo una cultura del respeto por el ser humano. Un equipo leal a su jefe es aquel que se esmera por dar lo mejor de sí, en todos los sentidos.
Así que creo que es el momento también de que los expertos en motivación empiecen a desplegar recursos para que los empleados entiendan que el asunto es de dos vías, y no pueden estar esperando siempre recibir de su jefe (una felicitación, un aumento, una bonificación o un ascenso) sin dar en la misma proporción.
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