viernes, 16 de mayo de 2014

¿Quién podrá defendernos?

Hay que reconocer que aún sin JJ Rendón la contienda por la presidencia ha logrado el dramatismo de un típico novelón venezolano, al mejor estilo de Topacio, Esmeralda y Leonela. Tan caliente está la cosa, que muchos vivimos pegados del radio, la web o la tv esperando la próxima mechoneada.

Los odios que ahora son innegables no se ven ni siquiera en la exitosa serie House of Cards, en donde el hábil protagonista alcanza todos sus propósitos disfrazado de oveja, una piel con la que incluso encubre dos asesinatos. Para rematar este capítulo, digno del Show de Cristina, en donde sólo falta que anuncien a la amante de alguien, ya entró en la escena el otrora medido César Gaviria. Sus alaridos de ira se escucharon por las principales emisoras de país, mostrando su intensa rabia por las ‘burlas’ de su colega, el ex mandatario Alvaro Uribe Vélez. Incluso llegué a temer que el doctor Gaviria se infartara en plena entrevista.

Los beneficiados, por el momento, son los medios de comunicación, que viven su agosto con la insoportable pauta política que transmiten a primera hora de la mañana, al mediodía y en la tarde. Y, mientras esperamos escuchar el nuevo capítulo, la candidata del Conservatismo insiste en que nadie la va a callar…y lo dice en serio porque lanzan hasta siete de sus anuncios seguidos y sin piedad. ¡Qué desespero!

En Facebook, Enrique Peñalosa publica una foto donde aparece de cabeza, y no entiendo bien si es por aquello del yoga para guardar la compostura en medio de esta tormenta, o una medida desesperada para llamar la atención con un truco digno de un circo.

Sinceramente, lo que más me preocupa es que lo que estamos viendo no es nada comparado con lo que se viene cuando Álvaro Uribe Vélez tome posesión como senador de la República. Si Juan Manuel Santos logra ‘repitis', no me cabe duda de que el conflicto en el Congreso, por las leyes que intente aprobar el Gobierno, será de grandes proporciones y continuaremos presenciando nuevos penosos espectáculos como los de las últimas semanas. 

Y si pierde, va a pasar lo mismo porque los honorables congresistas ya tienen bandos, y con toda seguridad los guiará la sed de venganza. Así las cosas, la salud seguirá en cuidados intensivos, la educación se mantendrá huérfana y muchas otras iniciativas fundamentales para el desarrollo del país seguirán colgadas de un hilo mientras los protagonistas de esta novela hacen un pulso para demostrar quién tiene el poder.

Con esta perspectiva no queda más que preguntarse: y ahora ¿quién podrá defendernos?



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