Con el cambio de eje de negocios que está viviendo el país, en
el que muchas industrias buscan ahora los puertos para instalar sus plantas de
producción y ganar competitividad, ya que el Gobierno no avanza con la rapidez
debida en materia de infraestructura, lo preocupante es que en el último Doing
Business se clasificaron en los últimos
lugares Cali y Barranquilla, en materia de facilidad para hacer negocios.
En cambio, el Eje Cafetero se sigue moviendo con
proactividad para generar un ambiente propicio para los inversionistas
nacionales y extranjeros. Puede que en el corto plazo estos mecanismos no
generen frutos pero a la vuelta de dos o tres años no cabe duda de que ciudades
como Manizales y Pereira les van a coger ventaja a las otras capitales como
centros empresariales importantes.
En el caso de Bogotá, que ocupó el tercer puesto, tenemos
que sumarle el mal ambiente para los negocios que se ha venido gestando en los
últimos años. Los más perjudicados, por el momento, son los industriales y
constructores. Los primeros, por las medidas que los ha llevado a trasladarse a
poblaciones vecinas, y los segundos por el embrollo del POT por decreto que ha
dejado en el limbo las actividades en la ciudad.
En un reciente foro organizado por la Cámara de Comercio de
la ciudad el secretario de Hacienda, Ricardo Bonilla, resaltó su orgullo que es
Servicios Financieros el sector que más crece en ingresos y empleo. Así las
cosas, la capital tendría que sacar partido de su vocación de servicios para
compensar los ingresos que dejará de percibir por el trasteo de industrias
hacia la Costa Caribe, el Valle y, para no ir más lejos, Facatativá, Cajicá y
otros municipios cercanos más amables con los inversionistas.
Y como el Presidente de la República continuará amarrado a
estos andes, nos mantendremos como el centro del poder político así que no
faltarán los lobbystas y lagartos
internacionales que conserven sus residencias en la ciudad sólo para mantenerse
cerca del teatro político. Ciudad de servicios y conocimiento, esa parece ser
la vocación de la capital, y no está mal pues también continuaremos siendo el primer
mercado de consumo de todo el país, atendido desde los alrededores.
Pero los Gobierno locales y el sector privado en Cali y Barranquilla le tienen que meter la ficha a estas ciudades si no quieren que el cuartico de hora se les vaya de las manos.
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