Absurdo el debate en que nos hemos dejado involucrar los
colombianos sobre si los TLC son la causa de la crisis agraria y la
desindustrialización acelerada. Es la falta de acción por parte de los
Gobiernos lo que realmente nos tiene en una situación tan compleja de baja productividad.
Aquí estamos como en el antiguo eslogan
aquel de que un ‘tubo tuvo la culpa’.
¿Es importante a quién echarle la culpa? No. Señalar si fue
el uno o el otro el responsable no sirve de nada cuando el tiempo corre y
nuestros ‘socios’ comerciales se inventan cada vez más barreras parancelarias
para evitar la llegada de productos extranjeros mientras nosotros les seguimos
comprando cada vez más, enredados en nuestros dilemas.
Ahora el lío es que el presidente y sus ministros tengan
cabeza para pensar en lo que le conviene al país cuando ya todo indica que
están concentrados en lo que les conviene para su campaña reeleccionista. Y
como estamos a menos de un año con toda seguridad seguiremos apagando incendios
y haciendo más politiquería para garantizar que se le mejoren las intenciones
de voto.
El nuevo gabinete no convence, para mi gusto son más
caciques políticos ubicados estratégicamente.
Y los
tecnócratas deben estar de luto, con el pañuelo en la mano llorando la muerte
lenta de una entidad como Planeación Nacional, que era el pináculo de los
grandes economistas. Es un secreto a voces que de eso ya no queda ni la sombra y
el DNP perdió la relevancia que tuvo en otras épocas doradas, en donde el
Director era una de las voces más autorizadas para determinar el rumbo de la
economía del país. Ahora que llega Tatyana Orozco se espera un giro más pragmático. Amanecerá y veremos.
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