Puede que a muchos no les haya gustado la nueva serie sobre
la selección Colombia, pero como dicen por ahí en un comercial, a mí me gustó.
Y no me refiero al talento actoral, que seguramente mejorará en los próximos
capítulos, sino a las lecciones de vida que se han mostrado inspiradas en el
Pibe Valderrama, Freddy Rincón y René Higuita. Faustino es un cuento aparte, cuya
historia más bien refleja la actitud facilista de aquellos a quienes Dios dotó
de talento excepcional.
Con algo de recelo decidí ver uno de los capítulos de la
serie sobre el tricolor nacional. Más allá de las pelucas raras que usan los
protagonistas me causó emoción el comportamiento de personajes como el Pibe y
su obsesión con pertenecer a la selección Colombia. Puede que haya mucho de
ficción en el libreto pero es grato ver un programa en donde se exalta el valor
de la disciplina y el trabajo honesto para salir adelante.
Lo más interesante es ver el contraste con la actitud de un
Asprilla brillante en la cancha y desordenado en su vida personal. Finalmente,
al Tino la vida le dio la oportunidad de triunfar y seguramente tuvo que
ponerle algo de orden a su comportamiento para destacarse en el fútbol internacional.
Pero si el Tino hubiera sido más juicioso muchos piensan que Colombia habría
tenido un gran crack a la altura de Messi.
El otro extremo es Rincón, un hombre sufrido, salido de la
más extrema pobreza de Buenaventura a quien todo le sale al revés. Ver esa
historia de mala suerte constante me hizo reflexionar sobre los miles de
personas que desisten en sus objetivos y aspiraciones con el primer tropiezo. Pero
Freddy no se dejó ganar por la mala racha y logró convertirse en una gran
figura del deporte nacional. Su brillante paso por la selección se vio opacado
años después por sus problemas con las autoridades, pero ese es un episodio que
no logró borrar su luchado ascenso deportivo.
A mí, que me gusta ver los partidos de la selección Colombia
pero no soy una gran experta en temas futbolísticos, me parece un alivio ver
las desventuras y aventuras de este grupo de colombianos que alguna vez nos
hicieron gritar, llorar y soñar con estar entre los mejores del mundo. Un oasis
en medio de una programación plagada de delincuentes, narcos y prepagos, que
poco o nada aportan a la teleaudiencia.
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