Feliz le recordé a la contadora que a partir de la próxima
semana quedará formalmente adoptado el desmonte de los aportes a SENA e ICBF
sobre la nómina. “No se alegre tanto”, me contestó, “porque espere y verá lo
que le va a tocar a pagar por el CREE”. Hicimos los cálculos, y en
principio con las ventas actuales y el
personal contratado el alivio será de un 30% sobre lo que veníamos pagando.
Pero la cosa empezó a cambiar de color cuando calculamos el monto del impuesto
teniendo en cuenta las proyecciones de ventas, en un estimado apenas razonable
para nuestro negocio, y con la misma planta. Entonces entendí que el famoso
alivio puede resultar perverso para la productividad laboral, ya de por sí
bastante baja en nuestro país.
No se trata de ningún pecado, hasta el consultor más
mediocre daría el mismo consejo para tener éxito en los negocios: “Venda más,
gaste menos, controle el costo”. Pero en el caso del CREE este consejo no
serviría de nada pues quien dedicara sus esfuerzo a capacitar a su personal para
generar más productividad en su gestión, vender más y gastar menos, terminaría
pagando incluso más de lo que pagaba antes, cuando nos clavaban todos los
impuestos a la nómina.
Este es el tipo de anuncios efectistas del Gobierno de Juan
Manuel Santos, que todos celebramos con bombos y platillos hasta que entendemos
la minucia. Una manada de cortoplacistas, eso es lo que son los miembros del
gabinete. Ni más, ni menos. Lo importante es generar titulares, e ir abonando
el terreno para los voticos, como si los de las casas gratis no le bastaran
para asegurarse su segundo periodo.
Lo que menos entiendo es por qué hay tan poquitas voces
sacando estos trapitos al sol. Pareciera que el estilo ‘todos son mis amigos’
de este Gobierno se nos estuviera pegando. Seguramente es muy desagradable
encontrarse a alguno de los ministros en el club y tenerle que poner la cara
después de haberlo criticado. Pero siempre será mejor ponerse colorado un rato que pasarnos pálidos el resto de la vida.
Si no empezamos a hablar ya, nos van a seguir enredando con más
anuncios flojos, como el del Pipe, y nada de sustancia para impulsar la
competitividad empresarial.