domingo, 25 de agosto de 2013

Bienvenido Esteban

La llegada de Esteban Piedrahita a la Cámara de Comercio de Cali es una gran noticia. Se trata de un hombre con una sólida formación académica y experiencia en el campo gubernamental. Como director de Planeación Nacional conoció en detalle todos los intríngulis de la cosa política y saben en dónde es que se tienen que oprimir botones para que  sople el viento a favor de la región.

Lo curioso es que muchos pensaron que Piedrahita había decidido aislarse del panorama nacional cuando regresó a Cali. Incluso aún varios le preguntan cómo se le ocurrió devolverse para la provincia. La respuesta es sencilla: él bien sabe que tenemos todo el potencial del mundo en esa fértil tierra, tan desaprovechada hasta ahora y tan golpeada por la narcocultura que todavía tiene alienada a buena parte de nuestra juventud.

Y al frente de la Cámara tiene todas las posibilidades de lograr cambios profundos en varios frentes. Por una parte, tiene que volver a levantar la fe del empresariado vallecaucano, especialmente de los industriales que a pesar de tantos golpes se mantienen como el grupo más representativo de la manufactura a nivel nacional.
Pero además de impulsar los cambios, Piedrahita tiene que empezar a contárselo a todo el mundo porque sin querer restarle méritos al empuje paisa, gran parte de la admiración que despiertan es porque manejan la estrategia de la gallina: cada que ponen un huevo cacarean como si hubieran puesto mil.

En cambio el vallecaucano se queda mudo. ¿Cuántos saben que en el Valle se va a construir el Parque de tecnología y negocios Zonamérica, con 18 edificios y 138 mil metros cuadrados de oficinas? ¿Y que también tendremos el primer centro tecnológico de la industria automotriz? Y estas son apenas dos de las grandes noticias que tienen por contar.

Claro, también necesitamos embajadores en todo el mundo, especialmente en Bogotá porque parece que algunos periodistas nacidos allá se bogotanizaron tanto que a la menor oportunidad le sacan los trapitos al sol a la ciudad. Para la muestra, el botón del error en la palabrita durante los Juegos Mundiales, que dio para tremendo escándalo. Pero casi nadie mencionó que todas las delegaciones se fueron felices, no hubo un solo asalto a los invitados, y que en las escasas ocasiones en que se reportó la pérdida de costosos equipos, estos aparecieron en cuestión de minutos gracias a la solidaridad de los caleños que se propusieron dejar en alto el nombre de la ciudad.


Qué bueno que además de ser la capital de la salsa y el deporte, Cali ya empezó a entender que lo tiene todo para ser la sede de los negocios a nivel nacional e internacional: buenas universidades, un clima ideal, la topografía adecuada para cualquier proyecto de expansión empresarial y el carisma de su gente, que de verdad recibe con los brazos abiertos a todos lo que llegan a compartir negocios, conocimientos y buena fortuna con ellos. 

lunes, 19 de agosto de 2013

Papayazo en la Andi

Que muchos empresarios afiliados a la Andi estaban inconformes con el estilo de Luis Carlos Villegas es un secreto a voces. Pero más importante que examinar las conductas del que será el nuevo embajador de Colombia en Washington, es definir el tipo de liderazgo que requiere este gremio, que más parece una colcha de retazos que una asociación industrial.

Hace 16 años Villegas recibió un gremio netamente industrial y hoy entrega una amalgama de intereses económicos, que intenta representar a productores y comercializadores. Lo absurdo de esta mezcla se refleja en su sigla,  que sigue siendo Andi a pesar de que se hace llamar Asociación Nacional de Empresarios.

Ahora que el ‘monarca’ abdicó es importante que los afiliados se pellizquen y definan qué representante necesitan pues la industria enfrenta tiempos difíciles desde hace varios años. El primer requisito es que ojalá se trate de un empresarios de verdad, que entienda los retos que enfrentan en un país que ahora compite con las organizaciones más modernas e innovadoras del mundo.

La responsabilidad no es solo de lobby, también requiere una aplicación juiciosa para que a los afiliados los apoyen en materia de cultura empresarial, capacitación de alto nivel y programas de innovación que se apalanquen en los recursos que manejan entidades como el Fondo Innpulsa, que hasta ahora sólo han sido utilizados por empresas que de manera espontánea han decidido aplicar.


En un reciente foro organizado por el Consejo Privado de Competitividad se mencionaba la ausencia de indicadores de productividad aún en las más grandes firmas del país. Pues bien, ahí hay otra tarea pendiente.

Nadie puede estar tranquilo en un mundo con una competencia cada vez más encarnizada y un país con un entorno agresivo en muchos frentes (infraestructura deficiente, bajos niveles de bilingüismo y altos costos de producción, entre otros factores). Es el momento de aprovechar el papayazo para que la Andi de nuevo Ande para los industriales.

domingo, 11 de agosto de 2013

¿Qué tiene ella?

Muchos  expertos han señalado como un efecto indeseado el desequilibrado desarrollo de México después de la suscripción del Nafta con Estados Unidos y Canadá. Que el sur se empobreció mucho más y el norte se benefició por su cercanía geográfica fue una de las conclusiones de un seminario al que asistí el año pasado. ¿Estaremos a las puertas del mismo problema?

Basta con revisar las cifras de las regiones para darse cuenta de que algo no está funcionando bien en varios departamentos de Colombia. En Atlántico los datos son más que buenos, tanto en disminución del desempleo como en materia de inversiones y crecimiento sectorial. En el Valle, en cambio, las perspectivas se ven más oscuras y las noticias de los últimos meses no hacen más que generar más nubarrones sobre el desempeño de las empresas de la región.

¿Qué tiene ella, Barranquilla, que no tenga la de allá, en Cali? La posibilidad de llegar con mejor infraestructura a un puerto marítimo es una gran ventaja, en cambio Cali tiene el problema que Buenaventura sigue enfrentando las mismas dificultades de hace 30 años. Hoy la gente se va contenta para la capital del Atlántico, porque cuenta con buenos colegios, una infraestructura de servicios públicos que crece y, en general, un buen entorno para la consecución de mano de obra calificada.

En Buenaventura, en cambio, la pobreza sigue enraizada. Los ejecutivos que se contratan para trabajar en esa ciudad se aguantan de lunes a viernes pero realmente ‘viven’ en Cali dadas las pésimas condiciones de infraestructura en servicios de salud, educación y entretenimiento. ¿Pero qué es Cali sin un buen puerto? Para que la ciudad vuelva a ser atractiva es necesario hacer más que ruido sobre las ventajas de la Alianza el Pacífico, hay que meterle el hombro a Buenaventura y volverla de verdad una perla.

Invertir en cultura, en educación, en salud, en la infancia y pensar a largo plazo en cómo enseñarles a pescar en lugar de seguir botando plata en proyectos asistencialistas que poco o nada han hecho por esta ciudad. Invertir en este puerto sobre el pacífico es invertirle a todo el Valle y de verdad convertir a Cali en la sucursal de los negocios, no solo del cielo.

lunes, 5 de agosto de 2013

No es tan malo ser cucaracha

Hace algunas semanas me reuní con un par de empresarios con gran experiencia en el sector de grasas y aceites, quienes explicaban los ajustes y grandes inversiones que tuvieron que hacer para acomodarse a la prohibición del uso del cebo animal en la producción de grasas para el consumo humano.

Un tanto apenados, pero riendo de buena gana, reconocieron que se dejaron llevar por la bendita costumbre muy colombiana de esperar  a que se corrieran los plazos para que entrara en vigencia la norma, en lugar de prepararse con anticipación para recibir los cambios en las mejores condiciones.

"Le confesamos que nosotros hicimos un grupo de presión con el que pasamos varios oficios al Ministerio de salud. Pedíamos dos años para ajustarnos a la norma, aunque pensábamos que nos iban a dar por lo menos uno. Al final, nos dieron lo que estaba establecido, apenas 6 meses, pero se nos fueron en el desgaste de la pelea y nos cogió la noche”, dijo uno de los entrevistados.

Con casi un año de retraso, uno de ellos vio cómo sus ventas se redujeron en casi un 25%. Este campanazo lo despertó y decidieron invertir cerca de dos mil millones de pesos en el montaje de una nueva planta, toda con tecnología colombiana. Ahora ya se encuentran preparados para lo que viene y dicen que aprendieron la lección, porque en materia de negocios más vale actuar proactivamente que sentarse a llorar sobre la leche derramada.

Lo mismo les ha pasado a muchos frente a los TLC. Duramos tantos años definiendo el cómo, el qué y el cuándo que pensamos que nunca se iban a volver una realidad. Y ya lo son. El acuerdo con la Unión Europea entró en vigencia la semana pasada. Frente a él vemos dos posturas: los que siguen llorando sin hacer nada para cambiar y los que secaron sus lágrimas y están reinventando su negocio porque saben que nadie va a salir a lanzarles un salvavidas.

Esto me recuerda a un consultor que alguna vez comparó a las pyme con las cucarachas, pero no por lo malucas e indeseables (aunque a algunos funcionarios del Gobierno así les parezcan). Por el contrario, por la resistencia que tienen y la capacidad de mutar para ajustarse a cualquier entorno agresivo, al punto que los científicos afirman que en caso de una hecatombe nuclear serían las únicas capaces de sobrevivir y adaptarse.

Bueno, es el momento de que nuestras ‘cucarachas empresariales’ saquen sus mejores cartas y demuestren esa capacidad de aguante y adaptabilidad con la que han venido acomodándose a un país con una pésima infraestructura vial, un entorno tributario totalmente agresivo y altos costos de operación.