domingo, 14 de abril de 2013

¿De qué modelo es su vendedor?

El Vendedor Autoservicio, la Comercial Fantasma, el Ejecutivo Lola Calamidades y el Renacuajo Paseador son apenas cuatro de los tipos de vendedores que he lidiado en mi día a día, bien sea como consumidora o empresaria. Ninguno es deseable en una compañía pues generan pérdida de tiempo, de clientes y de dinero. Aprenda a detectarlos y neutralizarlos a tiempo.

1. El vendedor Autoservicio: escribo un correo a una asesora comercial de un reconocido centro deportivo en el que le expreso mi interés en tomar la suscripción anual, ya que acaba de expirar un bono de cortesía y quiero continuar con mi rutina. Anexo todos mis datos de contacto. Al día siguiente la ‘comercial’ me envía un correo con la información. Han pasado dos semanas desde que recibí el correo, pero ni una sola llamada para realizar el seguimiento de la oportunidad.  Lo cierto es que en los últimos días se me aparecieron varios gastos que no tenía entre mis cuentas: predial con un aumento del 20%, y el inicio del tratamiento de ortodoncia de mi hijo, que cuesta lo mismo que un implante con dientes de oro.
Así que mi intención de compra, ese dichoso momento de la verdad que tuvo entre sus manos la vendedora del Centro Deportivo, ya se diluyó. Una venta que ya no se hizo.
Recomendación: Revise el esquema de comisiones que maneja actualmente, así como la meta de clientes nuevos. Reestructure el sistema de remuneración para que le toque sudar la camiseta en busca de clientes, no solamente en el gimnasio.
2. La comercial fantasma: Uno de mis proveedores decide cambiar al comercial que atiende los requerimientos de mi empresa, en una negociación con bastantes ceros a la derecha. Pasan tres semanas desde el cambio y varias personas en la empresa conocen a la nueva ejecutiva, menos yo. Llega semana santa, el 90% del personal sale a descansar y quedo a cargo del cierre de revista, lo que implica coordinar un importante proceso con el proveedor. Pero la comercial fantasma ni siquiera me ha enviado sus datos.
Le timbro a su celular un par de veces y se va a buzón de voz, dejo mensaje. Espero un par de horas y no hay respuesta. El tiempo corre despiadado y no he logrado coordinar los ajustes del proceso. Desesperada busco directamente a los coordinadores de producción y organizo toda la logística por mi cuenta. Al final del día recibo una llamada de la chica fantasma y un correo, en el que me informa que ‘mis ajustes’ han sido tenidos en cuenta. Una semana después la volví a llamar para confirmar la entrega del producto final. De nuevo buzón de voz. Hace 15 días que recibí su último correo y todavía no se le ha ocurrido pedirme una cita para pasar a presentarse oficialmente.
Recomendación: En sus actividades de seguimiento a clientes indague con la Fantasma con quiénes se ha reunido en las empresas cliente, así podrá verificar si realmente llega a quienes tienen la capacidad de decidir o sólo a intermediarios. Establezca entre los indicadores de gestión uno relacionado con el nivel del contacto gestionado en los clientes.
3.  El Lola Calamidades: Son los reyes de las excusas para no cumplir la meta de ventas. Le cambiaron a su contacto clave en la empresa cliente, le cancelaron la cita a última hora, no le responden los correos electrónicos ni las llamadas, el cliente dice que no tiene presupuesto para invertir, la competencia ofreció un mejor precio, la empresa nunca lo ha capacitado de manera adecuada con respecto a los productos, y una gran lista de etcs.
¡El mundo está en su contra! Tanto que cuando no hay una excusa relacionada con los clientes tiene todos los problemas familiares: se enfermó el perro, a la abuelita la operaron de urgencia, la hija se voló con un novio calavera, se le inundó el apartamento, se le cayó un diente y muchas cosas más.
Por último, le achaca su fracaso a su gran enemigo: el jefe, un miserable que todo el tiempo se la pasa preguntándole por los negocios pendientes, que sólo lo juzga porque apenas cumple el 20% del presupuesto cuando el resto de los vendedores anda por el 90% y el 100%, un despiadado sin alma que no entiende que tiene problemas personales graves y que seguramente lo va a despedir porque en los últimos 8 meses no ha cumplido con la meta de ventas…ayyyyyy.
Este personaje da miedo pues dificilmente va a aceptar que su falta de efectividad no radica en el mundo exterior sino en su propia manera de afrontar el mercado. Es el típico que sale lleno de odio, quejándose del maltrato porque le preguntaban cómo iba su meta de ventas y con ganas de demandar aunque todos los indicadores de gestión demuestren su ineficacia.
Recomendación: defina muy bien los indicadores de gestión para el personaje, hable con él claramente haciendo referencia de manera exclusiva a su desempeño y ofrézcale un mes más para dar resultados. Deje constancia escrita de su mal desempeño y de los llamados de atención y ausencias por asuntos personales. Si no cambia el libreto al mes siguiente, despídalo sin contemplaciones y prepárese para la mala publicidad que se encargará de divulgar con respecto a usted y su empresa. A los Lola Calamidades se les reconoce en los primeros dos meses, así que olvídese de darle mucho tiempo para que demuestre resultados eso sólo empeorará las cosas.
4. El renacuajo paseador: este trabaja en cumplir su presupuesto pero cuando llega al mínimo para obtener la mejor comisión pierde impulso y se dedica a sus actividades de recreación particular. Es la típica ejecutiva que afirma tener tres citas que le tomarán toda la mañana y cuando regresa al mediodía llega con las iluminaciones retocadas (proceso que toma 3 horas), las uñas recién pintadas y una bolsa con compras. No se asombre si por casualidad se la topa comiendo helado en el Andino un miércoles a las 3 de la tarde, cuando se suponía que estaba visitando a un cliente, o haciendo fila en el Éxito, un martes a las 4 pm y con dos carritos de compras repletos de productos.
Recomendación: Cuando sospeche que algo anda mal realice monitoreos de las visitas a clientes, revise el esquema de comisiones y desarrolle un sistema que promueva un ingreso más atractivo cuando se superan las metas de ventas. 

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