domingo, 24 de febrero de 2013

Que se acabe el show



En las últimas semanas hemos visto a un presidente Santos transformado. Bregando a untarse de pueblo se puso al volante de un camión y posó para los medios, una semana antes estuvo manejando un yipao en la zona cafetera y, arrancando el año, en el Carnaval de blancos y negros salió en la foto lleno de harina. Y no está mal que los mandatarios de vez en cuando decidan nivelarse, pero este esfuerzo del presidente Juan Manuel se ve tan posudo que más bien hace el ridículo.

Lo curioso es que con cada encuesta que se publica sobre el deterioro de su imagen, más popular busca verse. Mientras tanto la falta de gestión se nota  a leguas. Entre los temas enredados están la reforma a la salud, la reforma pensional, la economía (que sigue mostrando indicadores preocupantes) y la infraestructura, que sigue en sala de cuidados intensivos, para no mencionar los tumbos que da el proceso de paz con las Farc.

¿No sería mejor que el presidente le dedicara más tiempito a chequear el desempeño de sus ministros en lugar de estar posando para las cámaras en roles que, con toda sinceridad, le chillan? A mí más bien me parece un remedo del expresidente Uribe, a quien por lo menos se le veían más auténticas este tipo de cosas por su estilo de vida más cercano al campo.

Paradójicamente la imagen de estadista de Santos, preparado en las mejores universidades del exterior, era una de sus grandes fortalezas. La primera señal de su intento populista fue la quitada de corbata, a pocos meses de asumir la presidencia, incluso hoy se le ve en toda clase de eventos vestido como para salir a un recorrido campestre, en mangas de camisa y con chaleco.

Pero lo otro que me tiene desesperada es el cuentico de lo GRATIS. Una palabra que para muchos suena tan dulce se me ha convertido en toda una pesadilla: las casas gratis, la platica gratis para los más pobres, la salud gratis, la educación gratis, etc. Como buen gobierno de oligarcas, están convencidos de que a la gente con menos recursos sólo se les ayuda regalándoles o por lo menos eso intentan hacer.

Sería bueno que de vez en cuando pensaran en la famosa frase de que es mucho más efectivo enseñar a pescar que regalar el pescado. ¿Quién dijo que el espíritu de pobreza se cura regalando cosas? En estos casos es peor el remedio que la enfermedad porque ¿a quién le dan ganas de salir de la pobreza si va a recibir subsidios, casas, salud, educación y más cositas gratis? Así sean de mala calidad ¿qué importa eso si a caballo regalado ni se le mira el diente?¿Acaso no sería más inspirador que la misma comunidad pagara una parte de sus viviendas con trabajo? Nadie les cobra en plata, pero sí en esfuerzo por lo menos.

Para nadie es un secreto que muchos colombianos con capacidad de pago se hacen los pobres para mantenerse en el sistema subsidiado de salud, lo que en parte es causa también de la crisis del sector pero como es gratis no importa.

Señor Presidente, deje de andar haciendo tanta maroma y póngase a trabajar en serio. Con corbata o con chaleco, la pinta es lo de menos, pero por favor dele prioridad a lo importante que ya se le está agotando el tiempo. ¿Quieren que compitamos con los coreanos, los americanos y demás? Entonces arranquen las obras de infraestructura, mejoren los puertos, unifiquen y agilicen los procesos de inspección de la policía y la Dian, trabajen en bajar los costos de la energía, sigan promoviendo la reducción de los costos laborales, revise a ver en qué anda la ministra Campo (así creo que se llama, es que últimamente sólo se le ve en la revista Caras) porque la calidad de la educación también es una prioridad. 

Baje de los aviones al ministro de Comercio, que ya cumplió su cuotica de TLC’s y nada de raro tiene que cuando salga del Gobierno se vaya como miembro de junta directiva de alguna multinacional coreana o americana. Es la hora de que le pongan el pecho a los empresarios colombianos y dejen de posar para tanta foto.

domingo, 17 de febrero de 2013

Levántate y anda


A propósito de la renuncia del Papa Benedicto XVI recordé el pasaje de la Biblia en que Jesús le dice a Lázaro ya fallecido "levántate y anda". En contra de lo que todos esperaban, el hombre se levantó y salió corriendo. Guardadas las proporciones, a muchos empresarios nos puede llegar a pasar lo mismo y empezamos a morir: nuestras ideas comienzan a palidecer, nos quedamos cortos en alternativas de negocio y la innovación se nos escapa de las manos. ¿Qué hacer? Lo mismo que Lázaro, levantarnos y echar a andar.

No hay nada más peligroso que renunciar a ser un trotamundos, especialmente para un empresario. Dado que la mayoría de nosotros disfrutamos quedándonos en la seguridad de la operación de la empresa empezamos a delegar las visitas a clientes y los viajes a ferias del sector, con la excusa de darle tiempo a lo más importante. Y claro que hace falta atender lo interno, pero si no balanceamos esta actividad empezamos a desconectarnos de los cambios del mundo.

Lo más grave es que hoy los ciclos de los negocios son cada vez más cortos, en buena medida porque las tecnologías nos han acelerado la vida, generando conexiones durante las 24 horas del día. Así que una desconectada de tres meses con toda seguridad nos va a pasar la cuenta de cobro.

¿Hace cuánto que no abandona su cómoda silla gerencial y va a visitar un punto de venta de sus productos? ¿Cuándo fue la última vez que se sentó con uno de sus antiguos clientes a preguntarle por qué lo cambió por la competencia?

No hay excusas. ¿Acaso no ha escuchado que Germán Efromovich cada cierto tiempo se instala en los counters de su aerolínea a registrar viajeros y entender sus necesidades? Por eso no es gratuito que la empresa insignia de Colombia haya recuperado su performance tras la venta al empresario brasileño.

Si ya hizo las cuentas y van más de 60 días en los que no ha salido a la calle para ver en dónde se mide su empresa, es el momento de escuchar la orden: levántate y anda.

lunes, 11 de febrero de 2013

Ideas con gerente


¿Qué sería de una gran idea o un excelente producto sin un empresario que lo pueda comercializar con éxito? Miles de cajones y estantes están llenos de maravillosas iniciativas que jamás vieron la luz porque no tuvieron una visión comercial que los pusiera en el mercado. Aunque también es cierto que un excelente empresario sin buenas ideas tampoco logra resultados.

Esta dupla es la única que puede llevar al éxito pero en buena parte de los países la creatividad siempre está en cabeza de los gerentes generales, lo que limita el crecimiento de los negocios o la supervivencia en el largo plazo porque todos los seres humanos pueden entrar en una fase de ‘agotamiento’ creativo. De ahí la importancia de promover que todos los equipos de trabajo se conviertan en proveedores de innovación en sus compañías, estructurando programas de reconocimiento para las buenas ideas.

Por otro lado, muchos se han preguntado por qué la mayoría de los emprendedores fracasan en su intento de crear empresa, y al cabo de un año o dos se rinden. Aunque muchos sostienen que es el escaso capital lo que los mata, en realidad es la falta de visión y habilidades comerciales lo que los lleva a estrellarse con la realidad. Con frecuencia converso con personas con unas excelentes ideas de negocio, pero cuando abordamos el tema de las ventas surgen todas las dudas y debilidades del modelo.

Una idea que no vende, jamás llegará a ser una empresa. Por eso, aquí van unas cuantas preguntas que todo emprendedor debe responder si de verdad desea avanzar en su ruta hacia el éxito:
 ¿Por qué querría alguien comprar mi producto o servicio?
¿Qué lo hace más valioso frente a la oferta de otros competidores, al punto de llegar a superarlo o sustituirlo?
 ¿Qué subproductos pueden surgir del producto principal?
¿Qué tan grande es mi mercado objetivo?
¿Cómo abordo a mi mercado objetivo?
 ¿Mi oferta responde a las características y expectativas de mi mercado objetivo?
 ¿Cómo está evolucionando mi mercado objetivo? ¿Estamos preparados para evolucionar con él?
¿Cuento con los canales comerciales adecuados para mi oferta y mi mercado?
¿Qué tanto investigo las costumbres, creencias y necesidades de mis clientes?
¿Cómo anticipo lo que va a requerir el mercado objetivo?

Esta última pregunta es especialmente importante porque nos permite ir más allá de las respuestas que dan los consumidores sobre sus necesidades. Hace muy pocos días conversando con una experta en investigación de mercados me explicaba lo difícil que resulta entender lo que quiere el consumidor. Según ella, Henry Ford afirmaba que si le hubiera preguntado a la gente qué quería todo el mundo habría dicho que un caballo más veloz. ¿Estamos preparados para darles automóviles a los que sólo quieren un vehículo de cuatro patas?

domingo, 3 de febrero de 2013

Reforma disléxica


Uno de mis propósitos, al regresar de vacaciones, era leerme con juicio el texto de la reforma tributaria que se aprobó en diciembre pasado. Descargué el archivo y durante una hora intenté entender el maremágnum de disposiciones, cambios y ajustes que se introdujeron. Descorazonada me rendí. Pero pocos días después sentí algo de alivio cuando un experto tributarista me dijo que todo su equipo estaba de cabeza tratando de entender el ‘desorden’ de reforma que había pasado. Ya estamos en febrero y creo que todavía hay más sombras que luces sobre las disposiciones de la nueva ley.

Los decretos reglamentarios siguen saliendo y tenemos hasta julio próximo para conocer las últimas disposiciones. Pero todos los empresarios queremos saber a ciencia cierta a qué atenernos pues se supone que el CREE no lo pagarán todos, pero no se sabe quiénes se salvarán. Algo similar pasa con la retención en la fuente, sobre la que hay más dudas que certezas. Y como para los contadores serios en materia de impuestos es mejor pecar por exceso que por defecto, quizás lo más saludable sea seguir aplicando las normas anteriores mientras se aclara a quiénes se les retiene y  a quiénes no.

Varias sorpresitas seguirán saliendo. Una que no tuvo mucho bombo pero con toda seguridad sí va a afectar los niveles de ahorro en el país es la que estiró de cinco a 10 años el período para retirar los aportes realizados en un fondo privado de pensiones con el beneficio tributario. Para un país en donde pensar a tres años ya es largo plazo, hacer un esfuerzo de cinco era una proeza y pensar en 10 definitivamente desestimula. Con toda seguridad, quienes tenían la disciplina de hacer este aporte van a pensar en otras alternativas de mejor rendimiento a plazos más cortos.

El año apenas comienza pero el panorama pinta movido, mucho más cuando ya se empiezan a mover las fichas políticas que determinarán el segundo mandato de Santos y el futuro de las aspiraciones del expresidente Álvaro Uribe. Viene el segundo tránsito del TLC con la Unión Europea, la reforma al estatuto aduanero, la propuesta de reforma pensional y la reforma a la salud, entre otras iniciativas que se presentarán al Congreso en las semanas que vienen.

Lo único que espero es que esas leyes que se van a discutir salgan menos enredadas que esta reforma tributaria, que sin lugar a dudas, nos hace sentir a muchos un poco disléxicos.