Así de simple. Esto, nos guste o no, resulta cómodo. Moverse en el terreno de lo conocido, con los empleados de siempre, en la rutina diaria y los clientes de todos los días provee un alto grado de seguridad, pero a mediano y largo plazo se convierte en el talón de aquiles para el crecimiento de las empresas.
A los colombianos no nos gusta asociarnos, participar en gremios, compartir experiencias... ¡ y menos, arriesgarnos a ir a un lugar en el que nos vamos a topar con la competencia! Y con los años cedemos a la tentación de delegar las relaciones claves en otros funcionarios de la empresa para 'concentrarnos en la operación'. Vaya error. Mientras revisamos quiénes cumplen el horario y quiénes no, cuándo van a cambiar la tinta de la impresora y por qué no llegó a tiempo el mensajero es probable que el tren de la competitividad nos deje abandonados.
¿Cómo superar este síndrome? Todos los seres humanos tenemos la capacidad de aprender y desarrollar nuestras habilidades directivas. Un buen gerente no sólo sabe manejar a su gente, también tiene que crear una red de relaciones de alto valor para su negocio. No se trata únicamente de clientes, porque infortunadamente también tendemos a no valorar aquellas oportunidades en las que no hay plata de por medio sino otro tipo de ganancias: conocimiento, información, contactos, prospectiva...etc.
Para volver a 'aceitar nuestra maquinaria' debemos autoexigirnos 5 pasos que nos permitirán volver a ponernos a tono con los requerimientos de nuestra empresa:
1. Mantengamos vivo el espíritu emprendedor: ¿recuerda la adrenalina con la que se levantaba todos los días en las primeras de cambio de su aventura empresarial? Revívalo. Traiga a su mente aquellos recuerdos e identifique qué lo motivaba entonces para que haga de nuevo ese ejercicio de sentirse otra vez como un emprendedor a punto de consolidar el sueño. Un empresario de la talla de Luis Carlos Sarmiento Angulo tiene ese espíritu, le apasiona construir empresas exitosas y de talla mundial, esa es su pasión que no abandona a pesar del paso del tiempo y del dinero que ha obtenido.
2. Hagamos mucho 'turismo de negocios': así es, asistamos a eventos en los cuales el propósito sea relacionarnos con empresarios de nuestro sector, conocer cómo piensan, quiénes están en la jugada, cómo están las cifras, qué tienen los más exitosos. Hace poco asistí a una reunión de trabajo en Lima convocada por un importante cliente vinculado al mundo de las telecomunicaciones. Allí, sentada en medio de un salón con otras 30 personas sentí que durante los últimos años me había quedado encerrada en una cueva desconectada del mundo. La seguridad de los argentinos, la crudeza de los chilenos, la sencillez de los peruanos y el desparpajo de los venezolanos me recordó que el mundo gira a nuestro alrededor. Volví renovada, con ganas de hacer más cosas y motivada para empezar a ganar el tiempo que perdí en los últimos meses.
3. Lancémonos a cultivar 'desconocidos' de negocios: Es curioso, pero en ciertos espacios volvemos a sentirnos como en la adolescencia cuando sólo nos gustaba andar con nuestro grupo de amigos. ¿Cuántos planes chéveres nos perdimos por no abrirnos a otras personas? Bueno, después de tantos años sería imperdonable no enmendar el error. Asista a un evento y póngase la meta de llevarse al menos 10 tarjetas de nuevos contactos y establezca un vínculo con esos 'desconocidos de negocios'. Cultive esa relación y sáquele todo el provecho.
4. Pasemos de una red de contactos a una red de negocios: A muchos les puede parecer lo mismo, pero están equivocados. Revise su tarjetero, el directorio de outlook o el CRM. ¿Con cuántas de esas personas tiene contacto al menos 1 vez cada dos meses? Seguramente con menos del 10%. Es el momento de activarlos, pégueles una llamadita. Comparta experiencias, tómese un tinto con algunos de ellos y, de paso, aprovecha para dejar su cómoda silla y estirar un poco las piernas.
5. Establezca la meta de asistir al menos a tres eventos de su sector cada mes o atrévase a inscribirse en un gremio o asociación: Los empresarios a veces nos convencemos de que el príncipe azul de los negocios va a llegar tocando a nuestra puerta para ofrecernos el paraíso. ¡Despertemos! Así como muchas mujeres se quedaron sentadas esperando al caballero de blanca armadura que les iba a dar la felicidad eterna a nosotros también se nos pueden pasar las oportunidades por no salir de nuestras oficinas. Busque en las Cámaras de Comercio de su región, mejor si el evento es en otras regiones, en los gremios, en las Cámaras Binacionales, las Universidades, las Comisiones Regionales de Competitividad, los ministerios, etc. Abra la puerta y salga de su oficina, porque hoy más que nunca los negocios están en la calle.
Perdoneme pero Carlos Ardila L., no es paisa y muchos otros empresarios grandes colombianos vallunos, costeños, santandereanos, que le han dado renombre al país, no son paisas.
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