En los
últimos años ha sido cada vez más candente en instancias del Gobierno y sector
privado la discusión sobre cuáles son los terrenos de la innovación. ¿Sólo se
vale innovación en el producto? ¿Será que un nuevo modelo de negocio no puede
ser catalogado en el plano de la innovación?
Es claro que
se requiere dar un cuerpo a la definición de innovación, en términos de definir
las áreas en las cuales se pueden utilizar recursos estatales para impulsarla.
Pero no podemos ser tan miopes de quedarnos meramente en lo académico sin
evaluar lo que pasa en el mundo de los negocios cada día.
En el caso de
Apple, el fallecido Steve Jobs no solamente contribuyó con una nueva manera de
escuchar música: el ipod. También revolucionó el modelo de negocio de la
música. Las grandes disqueras se tuvieron que bajar del pedestal en el que
vivían para ajustarse a la visión del inquieto empresario.
El esquema de
la venta de LP´s y el de CD´s dio paso a la venta de música por internet, al
menudeo y con costos infímos en comparación con el mercadeo tradicional. Estos
dos factores, producto y modelo de negocio, generaron el poderoso impacto
innovador que durante años ha distinguido a la empresa nacida en Sillicon
Valley.
Jobs tenía la
suficiente versatilidad para identificar un producto revolucionario, pero
además para construir un canal de venta que le permitiera ser totalmente
ganador. Después de este cambio, hoy muchos esperan el siguiente paso de Apple
¿será que sin Jobs este proceso innovador se volverá a ver?