Las grandes cadenas de supermercados fueron durante muchos
años una herramienta para la formalización y el desarrollo de muchas pequeñas
empresas que hoy son medianas. Así lo he confirmado luego de entrevistas con
marcas de consumo masivo que empezaron como microempresas familiares y hoy
son industrias consolidadas. ¿Será que siguen
cumpliendo este papel después del canibalismo que han exhibido en los últimos
años con la llegada de la inversión extranjera al sector?
Para nadie es un secreto que en poco o nada han mejorado las
condiciones de pago para los empresarios más pequeños, que viven al día en
materia de capital de trabajo. Es más, buena parte de las promociones con las
que atraen a sus clientes se realizan a costa del margen del proveedor. Por eso
me resultó comprensible no encontrar a Leonisa durante un fin de semana en que
el Éxito ofreció un descuento del 50%, en alianza con Compensar, en toda su
ropa interior y exterior para dama. “No quisieron participar con los descuentos”
fue la respuesta de una impulsadora de ventas a la que le pregunté por la
ausencia de esta marca.
¿Qué se puede esperar para las pyme si grandes industrias
como Harinera del Valle han preferido salir temporalmente de las góndolas por
su desacuerdo con las agresivas políticas de los comerciantes?
También es un rumor a voces que las grandes cadenas marginan
hasta el 40% sobre los precios de los pequeños empresarios obligándolos a
incrementar el precio final para, por lo menos, cubrir los costos de producción
pero poniéndolos en riesgo de quedarse en las góndolas porque el público los
percibe como muy costosos.
Pero la nueva tendencia es más bien una bofetada en la cara
de sus proveedores: con el crecimiento de las marcas propias varias cadenas
están desarrollando productos cuyos empaques manejan colores y marcas muy
similares a las de algunas pyme que tienen una presencia importante en ciertos
segmentos. De manera descarada los ubican cerca de los líderes y, por
casualidad, el comprador despistado se confunde y adquiere el producto marca
propia porque creyó que era el que siempre consumía.
Estas y otras prácticas han hecho que muchas pyme pierdan el
interés y la fe en los empresarios del retail, enfocándose mejor en canales
alternativos de distribución. Seguramente el crecimiento será más lento, pero
no tendrán que padecer las angustias financieras y de mercadeo que viven muchos
hoy en las góndolas de los supermercados.
Sin embargo, dada la importancia de estos canales en el desarrollos
de la pequeña y mediana industria colombiana también será importante que el
Gobierno se involucre más con el tema y confirme si de verdad, como predican
algunos convenios suscritos, le van a dar la mano a los pequeños industriales o
es solo una estrategia para mojar prensa.
No solo en el tema de los descuentos, se volvieron tan descarados, que los jefes intermedios tambien quieren comisiones, por lo que uno les vende, por servicios. por repuestos por lo que sea piden comisiones, y para colmo de males, me paso a mi prepare a los tecnicos de mantenimiento que trabajaban en mi empresa, con mucha inversión, prestamos a los bancos, para formarlos, y que hicieron los descarados, la cadena mas grande del retal, en Colombia, ubicada en Medellin. le ofrecieron trabajos y pagarles mas barato, para que hicieran el trabajo que yo le prestaba, dejándome con deudas, grandes con los bancos y la Dian, perdieron su norte de engrandecer a su proveedor, no pude competir con mi trabajador, manejando negocios desde un cuarto de la casa y la mama de secretaria, y el papa de técnico, con una empresa que forme con tanto
ResponderEliminaresfuerzo, la burrada que hacieron dejo en la calle 15 familias, cuidense de estas empresas y sus empleados intermedios, son peores que los que se roban las tapas de alcantarilla, se pegan de lo que sea,