martes, 4 de junio de 2013

El 'síndrome del levantado'

Yo, que vengo de una familia humilde cuyos orígenes estaban más cerca del campo que de la ciudad, siempre me he cuidado de padecer el ‘síndrome del levantado’, esa fea dolencia en la que el afectado después de escalar ciertos peldaños sociales y económicos  lucha a brazo partido por ingresar a los círculos más exclusivos, esos lugares en donde luego de chequear los antecedentes genealógicos lo miran como a un gusano venenoso. Después del oso internacional que acaba de pasar Juan Manuel Santos, con su anuncio fallido de ingresar a la OTAN, he concluido que tiene un caso grave del ‘síndrome del levantado’.

Y es que esta dolencia se padece hasta en las élites, en donde también hay niveles, es algo así como una monarquía moderna en la que según tus orígenes sociales o el tamaño de tu billetera te dan un título real. Hay duques y duquesas, condes y condesas, príncipes y princesas, pero lo peor es ser dama de compañía, que es el caso de muchos ‘levantados’ que no alcanzan a llenar los exigentes requisitos para alcanzar un título ‘nobiliario’, comprarlo o emparentar  legalmente con alguien de sangre azul.

El Presidente Santos, a quien no le falta abolengo social, económico y político en Colombia, está desesperado por ser aceptado en esos exclusivos círculos internacionales a los que sólo entran quienes cuentan con las debidas credenciales de desarrollo, billetera y ‘modernidad’.

Además del desatino diplomático, porque Colombia está bastante lejos el Atlántico Norte, esta movida lo único que refleja es la aspiración de un presidente de país en desarrollo a compartir manteles con los mandatarios del primer mundo, cual típico levantado estrato 4 que lucha por ser aceptado en el Club El Nogal aun cuando va a empeñar hasta la camisa para comprar la acción.

Sin duda alguna, la euforia de ser admitido para el proceso ante la OCDE llenó de confianza a nuestro Presidente, que ahora quiere a diestra y siniestra inscribirse en los clubes internacionales de mayor prestigio. Ojo, que el trabajo que se viene con la OCDE es grande, allá es diciendo y haciendo, y con lo que hemos visto de Santos en estos dos años y alguito de mandato es que se habla bastante pero se ejecuta muy poquito.


La verdad, el palo no está para cucharas pues los resultados del sector privado en el 2012 fueron realmente malos (según nuestro análisis sectorial de la Edición Gacela que circulará la próxima semana). Los empresarios están listos para actuar, se han concientizado pero se requiere de un Gobierno pragmático y comprometido que deje de mirar hacia afuera, a ver en qué otro TLC nos embarcan o en qué Club nos reciben para ir a estrenar corbata. Aquí le toca al doctor Santos bajarse de su brioso corcel y empujar la infraestructura, actuar bajando los costos de producción y anticipar situaciones de crisis para que deje de improvisar ante cada paro o protesta de empresarios enojados.

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