Prepararse para lo peor, esperando que
pase lo mejor. Ese debe ser el lema de los empresarios para este 2015 y el
2016, ya que las perspectivas macroeconómicas del país lucen preocupantes según
los principales analistas de Colombia. Pero más allá de asustarnos, la actitud
debe ser la de anticiparnos: analizar muy bien la estructura de costos
operacionales, evaluar el capital de trabajo con el que contamos y anticipar lo
que podría pasar en el negocio de nuestros clientes.
La verdad es que un análisis realizado a
una muestra de 180 empresas que participaron en los Premio Gacela nos permitió
identificar que hay grandes oportunidades de mejora en las mayoría de nuestras
pyme. Lo preocupante es que, al parecer, los empresarios no son conscientes de
sus debilidades, ya que se inscribieron en el Premio estimando que contaban con
la calidad suficiente para optar por el galardón.
Pero la realidad es otra. Sin entrar en
el terreno del pesimismo, debemos empezar a manejar una visión más realista de
nuestras circunstancias. ¿es nuestra utilidad neta la necesaria para garantizar
el crecimiento del negocio? ¿tenemos un buen control de los costos y gastos
operacionales? ¿estamos anticipando posibles problemas de caja o financiación?
¿está el endeudamiento bajo control y en niveles financieramente saludables?
Otra situación que percibimos es que
muchas empresas tienen un crecimiento orgánico, nada extraordinario, pero sus
indicadores financieros muestran un deterioro progresivo de su situación. Esto
puede mostrar que los clientes comienzan a perder interés en nuestros productos
o servicios, o que el sector se encuentra en un momento de cambio estructural
muy fuerte, o que la competencia nos está ganando el pulso.
Las dificultades son oportunidades para
anticiparnos a los cambios, para innovar y para mantenernos vigentes, y con
toda seguridad vienen tiempos que nos exigirán ser mucho más creativos.